Sobre el cierre de esta edición recibimos la triste noticia de la partida física de Maverik, leyenda de la noche drag desde su Mendoza natal hasta las pistas porteñas. “Algo que siempre admiramos de Maverik fue su capacidad camaleónica. Un día venía obsesionada pidiendo que le hiciéramos lo que había usado Madonna en la gala del Met y a la semana siguiente estaba sacándose fotos en el BAFWeek enfundada en un catsuit de lunares que la cubría de pies a cabeza.

Jamás hubo un cuestionamiento de su parte al respecto de si “copiar” un look de tal artista le quitaba personalidad o identidad. Y eso le dio su carácter, ese talento para hoy ser un collage de miles de mariposas, o mañana jugar a ser Bowie, pero nunca dejar de ser Maverik. Porque siempre estaba su sello. Era un fanático del siglo XX, del pop, del cambio, del movimiento constante. Un artista que jamás escatimó ni uno solo de sus recursos para plasmar una idea, y si no sabía cómo hacerlo se lo inventaba. De una generosidad absoluta para con sus colegas y amigos que hoy se plasma en miles de mensajes de amor y tristeza que se multiplican en las redes sociales. Pero por sobre todo de una humildad enorme, porque así como a veces fue barroco y colorido en su apariencia, también fue simple y sincero en su cotidiano”.

Rodrigo Lico Llorente y Gustavo Alderete, de La Polilla, el estudio de vestuario donde la Maverik concibió muchos de sus looks.