La ceremonia, realizada en el parlamento iraní, se vio ensombrecida por los cuestionamientos que acusan al gobierno de fraude en las elecciones del 12 de junio. En su discurso, se refirió a los países occidentales que hasta ahora se negaron a felicitarlo por su reelección.

Gran número de policías y voluntarios de la milicia adicta al régimen, los "basij", fueron desplegados en las calles adyacentes al edificio en el centro de Teherán para impedir posibles protestas contra el presidente, según reportó la agencia alemana DPA.

En su discurso, el político se refirió a los países occidentales que hasta ahora se han negado a felicitarlo por su reelección. "Nadie en Irán espera sus felicitaciones", dijo.

Los líderes de varios países, como Reino Unido, Francia y Alemania, se han negado a enviar sus saludos a Ahmadineyad por las acusaciones de fraude de la oposición, que generaron una ola de protestas con más de 20 muertos. Fueron detenidos más de mil manifestantes, de los que más de 100 siguen en la cárcel.

"Ni nos preocupan sus acercamientos gruñones ni sus sonrisas y felicitaciones", dijo el presidente, que tiene ahora dos semanas para presentar ante el Parlamento a su nuevo gabinete para su aprobación.

Según testigos, en la plaza de Baharestan, donde se ubica el Parlamento, hubo protestas esporádicas con manifestantes que gritaban "muerte al dictador" y acusaban al presidente de fraude.

La policía utilizó al parecer gas lacrimógeno para dispersar a la multitud y aumentó aún más la seguridad cuando Ahmadineyad estaba a punto de abandonar el edificio. Los opositores huyeron a las calles cercanas.

Por primera vez desde las elecciones del 12 de junio, la prensa extranjera fue invitada por el gobierno a cubrir la ceremonia y ser testigo eventualmente de las protestas fuera del Parlamento.