Sábado, 16 de enero de 2010 | Hoy
21:19 › HAITí
El estado de las infraestructuras de Haití, con el aeropuerto de Puerto Príncipe colapsado y las carreteras bloqueadas, entorpece la distribución de ayuda humanitaria que llega de distintas partes del mundo para unos tres millones de haitianos, golpeados como nunca antes por el terremoto que devastó una buena parte de la isla caribeña.
"Gran parte de los tres millones de haitianos que se encuentran en la capital o en sus alrededores están sin acceso a comida, agua, refugio y electricidad", dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien mañana viajará a Haití para supervisar las tareas de su organismo y calificó la logística de "extremadamente difícil".
Es que al aeropuerto colapsado por decenas de aviones que llegan de diversas parte del mundo, hay que sumar la falta de transporte y combustible y el hecho de que muchas carreteras continúan bloqueadas por los escombros.
"La catástrofe de Haití plantea a los organismos de ayuda humanitaria de la ONU problemas de una dimensión histórica nunca antes vista. En lo que respecta a los problemas logísticos no nos habíamos visto nunca confrontados con una situación así", dijo la vocera de la Oficina de Coordinación de Naciones Unidas en Ginebra, Elisabeth Byrs, difundió la agencia de noticias DPA.
Según la funcionaria, "no podemos recurrir a ninguna infraestructura pública y tenemos que empezar prácticamente desde cero" y comparó la situación con el tsunami en Asia a finales de 2004 "cuando no se registraron problemas logísticos como los actuales".
El movimiento telúrico, de 7,3 grados en la escala de Ríchter, destruyó más de cuatro mil edificios, viviendas e infraestructuras, entre ellas el Palacio Presidencial, el Parlamento, varios ministerios y la sede de la misión de la ONU, donde murieron unas 36 personas y hay 188 funcionarios desaparecidos.
"Es como si el país hubiese sido bombardeado durante 15 días", dijo el presidente de Haití, René Preval, que debido a la destrucción de la residencia se encuentra en una comisaría cercana al aeropuerto internacional.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) describió a la situación de "puro caos. La destrucción se ve en cada esquina", dijo Simon Schorno, de la organización humanitaria que se encuentra en Puerto Príncipe.
"Muchos se cruzan pañuelos en los rostros para protegerse del hedor de los cuerpos en descomposición. No hay tiendas, no hay recipientes plásticos, no hay lugar para cocinar. Tampoco existen sitios higiénicos para las necesidades personales", describió Schorno, según la agencia de noticias Ansa.
La ayuda internacional enviada por unos 30 países llega con dificultad, debido al caos generado en el aeropuerto, una pista pequeña y de poca capacidad. Para intentar ordenar el desorden el Ejército de Estados Unidos asumió por el momento el control y la coordinación del tráfico aéreo, donde solo por poner un ejemplo un avión cubano con 8,4 toneladas de ayuda necesitó más de dos días para aterrizar, según publicó hoy el diario Granma.
Hoy llegó a la isla caribeña la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, quien afirmó que el Ejército de su país envió un portaaviones a la isla con 19 helicópteros para aligerar la distribución de las ayudas.
Además de la comida y el agua, faltan insumos médicos de todo tipo. "Llevamos trabajando sin parar desde el terremoto", cuenta Jooby Bienaimé, que dirige la clínica Eliazar Germain en la Avenida Panamericana de Puerto Príncipe, un centro de salud que no tiene la capacidad suficiente para recibir la avalancha de heridos que llega día a día.
El médico pide medicamentos, instrumental y especialistas tras asegurar que a pesar de contar con un quirófano no puede utilizarlo por falta de alguien capaz de hacerlo, como un cirujano u ortopedista.
A pocos kilómetros del pequeño hospital de Bienaimé, la médica Rachel Fanfantlissade tampoco tiene tiempo ni de respirar; la clínica quirúrgica privada en la que trabaja abrió sus puertas a todo el público tras el terremoto, y el flujo de heridos que atienden tampoco se detiene un instante.
"No hemos parado desde el martes", señala la médica, cuya mascarilla no alcanza a ocultar sus profundas ojeras mientras atiende distintas casos a la vez.
A su alrededor, en la pequeña antesala de la clínica, los heridos se apiñan como pueden; una mujer sangra abundantemente de la pierna y a sus pies se ha creado un charco de sangre.
A las puertas de su clínica, en camionetas de carga, la esperan más heridos, al igual que los colocados por el momento bajo el techo de un comercio situado frente al centro médico, y donde a falta de luz eléctrica -que sigue sin llegar a Puerto Príncipe- los familiares que los asisten, en vista de la falta de personal, utilizan velas para iluminar brevemente a los damnificados.
Sin cifras oficiales de víctimas mortales, las estimaciones apuntan cada vez más alto: mientras al comienzo se hablaba de 50 mil personas, el gobierno haitiano está calculando que la cifra no sería menor a los 100.000 y hay fuentes que revelan que son 200.000.
El primer ministro haitiano, Jean-Max Bellerive, informó que los cadáveres de más de 15 mil muertos ya fueron retirados de las calles y sepultados. Con anterioridad, el subsecretario de Seguridad Pública, Louis Aramick, había dicho que las víctimas fatales podrían ser al menos 140 mil y apuntó que 40 mil ya fueron sepultados.
"Estamos levantando los cadáveres de las calles para enterrarlos en fosas comunes", aseguró el funcionario, según la agencia Prensa Latina.
Las 72 horas desde que ocurrió el sismo, período que se considera crítico para recuperar a las víctimas con vida, ya han sido cumplidas, razón por la que cuatro días después las esperanzas de hallar a supervivientes bajo los escombros son cada vez menores.
De todos modos hay 26 equipos de búsqueda activos, que rescataron hoy a una niña de dos años que se encontraba atrapada bajo los escombros de un jardín de infantes derrumbado. Además, una tropa israelí informó haber localizado en el centro de la ciudad a una persona viva bajo los escombros.
A medida que pasan los días, la tragedia aumenta y la desesperación se apodera de los miles de haitianos que perdieron todo y encuentran que la ayuda no llega.
Muchos intentan llegar a República Dominicana, donde las autoridades fronterizas solo dejan pasar a los heridos y documentados. Mientras otros muchos "deambulan sin perspectivas de encontrar ayuda, albergue o cualquier tipo de apoyo", describió Schorno, quien con todo destacó la "enorme solidaridad" de la gente.
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