Martes, 23 de marzo de 2010 | Hoy
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"En este día, tras casi un siglo de intentos, después de un año de debate, tras cuadrar todos los votos, la reforma sanitaria se convierte en ley en Estados Unidos", afirmó el presidente de los EE.UU., Barack Obama, momentos antes de firmar el histórico documento.
El presidente de Estados Unidos firmó en ley la reforma sanitaria aprobada el domingo en la cámara baja del Congreso, si bien su mayor proyecto político aún tiene que volver a ser discutido en el Senado y numerosos estados republicanos amenazan con impugnar la legislación.
La ceremonia tuvo lugar en la Casa Blanca, ante miembros de su gabinete, incluido su vicepresidente Joe Biden, y grupo de unos 300 legisladores demócratas y ciudadanos cuyos casos particulares ha esgrimido Obama durante su campaña a favor de su disputada reforma sanitaria durante más de un año.
"Presidente, ha logrado lo que generaciones de grandes hombres y mujeres intentaron hacer, tanto republicanos como demócratas (...) Usted lo ha hecho posible. Ha hecho historia", celebró un exultante Biden.
También estuvo presente Vicky Kennedy, viuda del senador Edward Kennedy, fallecido el pasado verano, antes de ver hecha realidad la reforma sanitaria que constituyó la principal batalla de su larga carrera política, aunque tras su muerte su nombre siguió siendo invocado para lograr hacer realidad la ley hoy suscrita por el mandatario.
La histórica reforma, que prevé proporcionar en los próximos años cobertura médica a 32 millones de estadounidenses que hoy en día carecen de seguro, fue aprobada por la Casa de Representantes del Congreso poco antes de la medianoche del domingo por un escaso margen de votos que puso de relieve los intensos esfuerzos que han realizado los demócratas para evitar que fracase el mayor proyecto de Obama y de la vida política del país en las últimas décadas.
Sin embargo, en la votación del domingo los legisladores aprobaron a la par una serie de modificaciones a la propuesta de ley que había pasado el Senado en diciembre -cuando los demócratas aún gozaban de la mayoría de 60 escaños que perdieron en enero- y que ahora deberá volver a la cámara alta, donde los senadores republicanos ya han anunciado toda una serie de maniobras procesales para ralentizar el progreso de un proyecto que ha gastado buena parte del capital político de Obama a apenas un año de mandato.
Obama dijo estar "confiado" en que el Senado pasará las modificaciones "con prontitud". Sin embargo, a pesar de que la votación del domingo fue
considerada una victoria histórica para los demócratas, una muestra de que el propio Obama es consciente de que aunque ha ganado una batalla todavía no puede proclamar la victoria de toda la guerra es su intención de volver este jueves "a la calle" a tratar de convencer a los más escépticos, en una nueva asamblea comunitaria en Iowa, sus planes, tal como adelantó la víspera el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
El debate de la reforma sanitaria, el principal proyecto político de Obama, se ha prolongado por más de un año y ha erosionado la popularidad del mandatario y de su partido, muchos de cuyos miembros temen que van a pagar las consecuencias de la firme apuesta del presidente en las elecciones de medio término de noviembre, donde se renueva todo el Congreso y un tercio del Senado.
Según medios estadounidenses, al menos diez estados controlados por republicanos pretenden impugnar la ley por "inconstitucional", mientras que el Partido Republicano ya ha adelantado sus planes de revocar toda la legislación si vuelven al poder.
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