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Hague no especificó el número de personas que viajarán a Benghazi. Antes, el ministro británico había señalado en varias ocasiones que no se enviarían armas a los rebeldes. El Reino Unido ya apoyó a la insurgencia con chalecos antibalas y con teléfonos satelitales.

El canciller precisó en un comunicado que el nuevo "equipo de enlace de asesores militares" reforzará a la delegación diplomática dirigida por Christopher Prentice que se halla en el bastión rebelde desde principios de abril. "Este contingente estará formado por experimentados oficiales británicos", declaró el ministro. "El personal adicional se sumará al trabajo que ya lleva a cabo el Reino Unido para respaldar y aconsejar al Consejo Nacional de Transición", órgano de dirección de la rebelión (CNT), agregó.

El ministro precisó que "aconsejarán al CNT sobre cómo mejorar sus estructuras de organización militar, las comunicaciones y la logística, incluido como distribuir mejor la ayuda humanitaria y entregar la asistencia médicas". Sin embargo, insistió en que la delegación está amparada por la resolución 1973 de la ONU adoptada el 19 de marzo para proteger a la población civil, y que excluye la posibilidad de una intervención terrestre.

"Conforme a nuestras obligaciones bajo esa resolución, nuestros oficiales no estarán implicados en entrenar o armar a las fuerzas combatientes de oposición. Ni estarán implicados en los planes o la ejecución de las operaciones militares del CNT o en el suministro de cualquier otra forma de consejo militar operacional", afirmó. Hoy su par francés, Alain Juppé, se declaró "totalmente contrario" el envío de fuerzas terrestres a Libia, inclusive a fuerzas especiales que guíen los bombardeos de la OTAN.

En tanto, el canciller italiano Franco Frattini recibió en Roma al líder de los rebeldes libios, Mustafa Abdel Jalil, y luego del encuentro dijo que los países y organizaciones del llamado Grupo de Contacto para Libia discutirán en Roma a principios de mayo "instrumentos legales para autorizar la venta de derivados del petróleo".

El encuentro debatirá también formas de utilizar fondos congelados al gobierno de Khadafi en distintas partes del mundo en beneficio de los rebeldes y volverá a discutir la hasta ahora espinosa idea de armar a los insurgentes. Frattini dijo que Italia aún tiene reservas sobre el envío de armas, pero dijo que evalúa la posibilidad de suministrarles "equipos de visión nocturna, radares y tecnología para bloquear comunicaciones.

"No tenemos muchas alternativas. Una es el uso de tropas terrestres, pero Italia no está a favor de ese tipo de envío", señaló Frattini, citado por la agencia de noticias italiana ANSA.

El canciller italiano contó que Jalil le dijo que 10.000 personas murieron y unas 55.000 resultaron heridas en el conflicto en Libia, que comenzó el 15 de febrero. El líder rebelde libio, un ex ministro de Justicia que renunció tras denunciar un abuso de la fuerza para repeler la insurrección, realizó ayer una visita a Qatar y tiene previsto reunirse mañana en París con el presidente Nicolas Sarkozy.

La gira de Jalil es la primera que realiza por el extranjero e incluye visitas a los únicos tres países que reconocieron oficialmente a los rebeldes: Francia, Italia y Qatar. Italia es el principal socio comercial de Libia. La compañía energética italiana ENI es también la empresa extranjera que más petróleo produce en Libia, un país con ricas reservas de crudo.