La síntesis del discurso de Cristina fue "queremos un campo para muchos". Luego de insistir en la necesidad de aunar el agro con la industria para lograr "la nueva ruralidad del Bicentenario, que cambie la del Centenario, eminentemente rural", CFK reclamó al Congreso "que apruebe el proyecto que consagra los derechos del trabajador rural". Recordó que la iniciativa fue elevada al Parlamento en 2010 para que los trabajadores del campo "ejerzan su labor en condiciones dignas".

Al detallar su idea de "una nueva ruralidad", la Presidenta defendió la necesidad de "un cambio estructural" en el sector que permita que los "pequeños y medianos productores puedan asociarse e introducir el cooperativismo". La jefa del Estado dedicó gran parte de su discurso al balance de las medidas adoptadas por el gobierno desde 2003 y, en este marco, recordó el conflicto con las patronales agropecuarias en 2008, que definió como "uno de los momentos institucionales más difíciles de los que se tenga memoria en la vida democrática del país por los poderosos intereses concentrados que tuvimos que enfrentar. (...) Jamás se había vivido lo que se vivió en aquellos días, con un nivel de agresividad innecesario", y advirtió que "cuando uno tiene razón no hace falta la agresividad, sólo hace falta levantar la voz para que otro pueda escucharlo".

El ministro de Agricultura, por su parte, reivindicó la política impulsada por el Gobierno, y confesó que algunas veces se pellizca "para comprobar si es verdad que estamos viviendo este momento histórico". Julián Domínguez finalizó su discurso con un llamado a la reelección presidencial, al recordarle a la mandataria que "usted es imprescindible para nuestro pueblo y nuestra patria".