"Estamos obligados a resistir", enfatizó el delegado gremial del sistema de subtes de Atenas, Antonis Stamatopoulos, durante una manifestación en la capital. "Ni siquiera los conquistadores alemanes y turcos de Grecia impusieron medidas como estas", señaló.

El gobierno anunció ayer un nuevo paquete de medidas que, entre otros puntos, prevé pasar este año a "reserva" a unos 30 mil trabajadores y ejecutar un recorte del 20 por ciento en las pensiones de más de 1.200 euros. Y si no revierte su decisión, paros como el de hoy se repetirán el 5 y 19 de octubre, según anunció la Confederación de Trabajadores.

No obstante, el Ejecutivo griego prometió que haría "cualquier cosa" para mantenerse adentro de la eurozona y seguir recibiendo dinero del FMI y la Unión Europea (UE) -consejeros de los ajustes- para disipar temores de un default inminente.

Si no sigue recibiendo los tramos de un préstamo de "rescate" de 110 mil millones de euros del FMI y la UE, Grecia se quedará sin dinero para mediados del mes próximo. "La situación es extremadamente crítica, yo diría peligrosa", admitió el ministro de Finanzas Evangelos Venizelos, luego de una reunión con el presidente del país, Karolos Papoulias, en la que le informó sobre los últimos acontecimientos.

Por otro lado criticó que "hay un nerviosismo entre miembros más grandes de la eurozona que nos está afectando" y confirmó que mañana viajará a Washington para la reunión anual del FMI y encontrarse con la directora gerente del organismo, la francesa Christine Lagarde.

A horas de ese encuentro, el funcionario consideró que "desafortunadamente, la eurozona en este momento carece del nivel político e institucional que se requiere" para lidiar con esta crisis. No obstante, afirmó que depende básicamente de los griegos salir de esta situación. "Si queremos salvar el país, debemos mantener nuestras cabezas gachas y trabajar. El milagro para salvar este país está en nuestras manos. Se necesita trabajar, trabajar y trabajar", dijo.