"Habrá tolerancia con los engañados, pero no con aquellos que perpetran derramamientos de sangre", afirmó el mandatario durante un discurso de 45 minutos en la cena con la que se rompe el ayuno diario durante el mes islámico del Ramadán.

El gobierno sirio se niega a calificar al conflicto como "guerra civil", aunque los choques armados se extienden desde marzo de 2011, ya que argumenta que está luchando contra "ejércitos de mercenarios yihadistas" provenientes de otros países, sobre todo de Arabia Saudita, Qatar, Jordania y Turquía. Según cifras de las Naciones Unidas, los enfrentamientos bélicos ya causaron más de 100 mil muertos y cientos de miles de desplazados.

"La confrontación se da entre la Patria y los enemigos, el Ejército y los terroristas, entre el Estado y los que están fuera de la Ley. No tenemos otra alternativa que defendernos y defender a nuestro país con nuestras propias manos", enfatizó Al Assad.