14:20 › A LOS 87 AñOS

Falleció el escritor alemán Günter Grass

El autor de títulos como "El tambor de hojalata" y "El gato y el ratón" murió en Lübeck, en el norte de Alemania. Ganador en 1999 del Premio Nobel de Literatura y del Premio Príncipe de Asturias, es considerado el escritor en lengua alemana más importante de la posguerra.

Con un estilo marcado por influencias tan dispares como Francois Rabelais o los hermanos Grimm, el escritor exploró en más de medio siglo géneros tan diversos como el drama, la lí­rica, el ballet, los aforismos, el ensayo, la novela y la autobiografí­a, además de una módica producción de esculturas, dibujos y pinturas.

"Es una suerte que dispongamos de libros suficientes que, leí­dos en voz alta o baja, se conservan. Para mí­ fueron ejemplares. Maestros como Melville o Doblin, pero también el alemán bí­blico de Lutero, me indujeron, cuando era joven y capaz de aprender, a escribir hablando, mezclando tinta y saliva", aseguró Grass en 1999 en el discurso escrito para la ceremonia de la concesión del Nobel de Literatura.

Grass nació el 16 de octubre de 1927 en Gdansk (por entonces territorio alemán, hoy en manos de Polonia), en el seno de una humilde familia protestante. Desde niño evidenció su destreza para el dibujo y la escritura, aunque su vocación quedó en suspenso durante la Segunda Guerra Mundial cuando fue convocado para cumplir con el servicio militar. Antes del finalizar el conflicto bélico, el escritor fue herido cerca de Berlí­n, capturado por tropas estadounidenses y encarcelado hasta su liberación en 1946, cuando se reinsertó socialmente desempeñando tareas de labrador y minero.

Su destino literario quedó sellado en 1959 con la publicación de su mítica obra "El tambor de hojalata", una historia centrada en la vida de Oscar Matzerath que irrumpió en la Alemania de posguerra como una cronología devastadora del surgimiento del nazismo y los efectos de la Segunda Guerra Mundial. La fama del libro se disparó en 1978 cuando el realizador Volker Volker Schlondorff la llevó al cine y ganó por ella el Oscar a mejor pelí­cula extranjera.

Convencido de la imbricación entre escritor y ciudadano, Grass fue un hombre de alto compromiso social que nunca dejó de fijar posición sobre la agenda política de su tiempo. "La principal obligación del ciudadano es mantener la boca abierta", aseguró alguna vez. Así, a lo largo de su vida el autor de "El rodaballo" defendió a escritores perseguidos, fustigó la energí­a nuclear, consideró "apresurada" la reunificación alemana, publicó en 2003 un artí­culo contra la guerra de Irak iniciada por el entonces presidente estadounidense George W. Bush y hasta polarizó a la crítica y a la sociedad con un poema titulado "Lo que hay que decir", cuyas referencias contra Israel le valieron acusaciones de antisemita.

Fue también uno de los intelectuales firmantes, en 1989, de la carta que reclamó al entonces presidente de Estados Unidos George Bush padre un diálogo con Nicaragua, defendió a Salman Rushdie cuando el escritor recibí­a amenazas de muerte del régimen iraní­ por su obra "Versos satánicos" y criticó con dureza en 1997 el suministro alemán de armamento a Turquí­a y la denegación de asilo al pueblo kurdo.

"La literatura vive de las crisis, florece entre los escombros y su función es profanar cadáveres", sostuvo Grass en un recordado discurso con el que celebró en 1999 la obtención del Premio Príncipe de Asturias 1999. "Los testimonios presenciales de la literatura dan la palabra a los perdedores: a todos aquellos que no hacen la historia, pero a los que inevitablemente la historia les ocurre, porque su dictado los convierte en culpables o ví­ctimas, simpatizantes o perseguidos", sostuvo en aquella ocasión.

La narrativa de Grass estuvo siempre impregnada por la polémica: ya desde la aparición de "El tambor de hojalata" tuvo que declarar ante un tribunal por acusaciones de pornógrafo, pero el revuelo mayor se produjo con el lanzamiento de su biografía "Pelando la cebolla", donde desató un escándalo tras revelar que durante su juventud habí­a sido miembro de las SS, la temible policía nazi.

"Yo siempre quise hablar de ello, contarlo, pero preferí­ mantenerlo dentro de mí­, encapsulado hasta encontrar la mejor forma. Cuando quieres escribir algo autobiográfico debes alcanzar cierta edad. Y éste es el caso de mi libro", destacó en una entrevista publicada poco después del lanzamiento de la autobiografía.

Hacia los 60, Grass escribió dos novelas que, junto a "El tambor de hojalata" integran la trilogí­a de Danzig: "El gato y el ratón" (1961) y "Años de perro" (1963). Por esos años participó de la campaña en apoyo al partido socialdemócrata y testimonió esta experiencia en "Diario de un caracol" (1972). En la década del 70 el escritor viajó por Asia y América, se dedicó al grabado y la litografí­a, escribió numerosos ensayos y la novela "El rodaballo" (1977), que se desarrolla en nueve épocas, mezclando cuentos infantiles, mitologí­a e historia.

En los 80, década en la que se centró en el dibujo, su principal obra literaria fue "La ratesa"(1986), una novela apocalí­ptica en la que las ratas heredan la Tierra. Fue por esa época que viajó a la India, de donde regresó unos meses más tarde con muchas ideas y un nuevo libro: "Sacar la lengua" (1988). En 1992 Grass publicó "Malos presagios" aunque su gran obra por esos años fue "Es cuento largo" (1995), en la que aborda el difícil problema de la reunificación alemana a partir de un paralelismo entre un personaje ficticio, Theo Wuttke, y el escritor decimonónico Theodor Fontane, autor de "Effi Briest".

El año pasado el escritor dio por concluida su obra narrativa debido a su delicado estado de salud. Estos últimos meses, según la prensa alemana, han sido silenciosos y solitarios.

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