Martes, 21 de julio de 2015 | Hoy
21:23 › CRISIS
"Lo que está pasando ahora es un genocidio. Hay miles y miles de migrantes que mueren en el mar con cada naufragio, y pareciera que es la manera que encuentra Europa para regular los flujos", denunció Giusi Nicolini, en coincidencia con el alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, quien esta semana calificó como "genocidio" la situación.
"La pequeña ciudad de Lampedusa ha salvado del mar a más de 300 mil vidas desde 1992, ¿cómo es posible que hoy en nuestras ciudades se produzcan enfrentamientos armados para bloquear la llegada de 19 migrantes?", se preguntó Nicolini en referencia a las peleas entre los vecinos por el ingreso de inmigrantes a los centros de recepción comunales.
"Después de la visita del Papa Francisco a la isla en julio de 2013, Europa tuvo que abrir los ojos y poner el tema en la agenda, pero esto es lo único que ha cambiado", se lamentó Nicolini, quien recordó que "sólo en 2014 llegaron por mar 170.000 personas, y en 2015 ya son 80.000".
Nicolini consideró "ridícula" la meta de 32.000 inmigrantes a los que la Unión Europea se propone dar asilo entre todos sus miembros. "Es una propuesta ridícula. Ni siquiera alcanza los 40.000 que había propuesto el año pasado la Comisión Europea sobre refugiados", criticó Nicolini en una entrevista con la agencia Télam en el Vaticano, donde participó de un encuentro sobre el rol de las ciudades frente el cambio climático y las nuevas formas de esclavitud.
"Da risa ese número, que debería ser la forma legal y segura para poder alojar en Europa a todos los migrantes con derecho de asilo", explicó la alcaldesa de la isla italiana a la que arriban la mayoría de las balsas de inmigrantes provenientes del denominado "Cuerno de África".
Nicolini precisó que se ha reforzado la presencia de grupos de rescate en el mar y que "además se ayuda a transportar al resto del sur de Italia a las personas que no necesitan de ayuda urgente". "A Lampedusa arriban ahora, en pocos grupos, mujeres, niños y quienes necesitan asistencia rápida, básicamente por enfermedades asociadas al viaje, como la hipotermia", agregó.
En la isla, explicó, "se ha consolidado un sistema organizativo en el que todas las instituciones hacen su parte. La comuna con la sanidad, el ministerio del Interior con el centro de acogida, la prefectura con el rescate en el mar, e incluso las ONG y los voluntarios, que hacen todo lo que las instituciones no llegan a hacer".
Sin embargo, recordó que, a pesar de las precauciones, "después ocurren los grandes naufragios, y ahí necesitamos la ayuda rápida del gobierno central, que debe redireccionar del centro de acogida de Lampedusa al resto del país para que nosotros sigamos teniendo lugar". Nicolini subrayó la "urgencia" de la ayuda de Europa para hacer frente al problema, ya que si la ayuda se retrasa no solo se pierden vidas sino que s eprofundiza la "factura entre países ricos y pobres".
"Europa -insistió- tiene que abrir los ojos y poner en agenda la emergencia migratoria y humanitaria", ya que la emergencia de los migrantes es "un pequeño fragmento del precio que la humanidad entera paga por la política de cierre de frontera que nuestra Europa continua profesando".
"Me siento sola, hay momentos de desesperación", admitió Nicolini, al tiempo que reconoció que "también hay mucha solidaridad, estuvo la visita del Papa, y esa siempre es buena razón para seguir con esto; nos sentimos muy cerca de él, nos da esperanza y confianza".
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