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Con casi un 25 por ciento escrutado, los conservadores de Nueva Democracia, dirigidos por Vanguelis Meimarakis, se ubican en un sólido segundo lugar con un 28,6 por ciento de los votos y unas 75 bancas.

En tercer lugar se consolidó la fuerza neonazi de Amanecer Dorado, con un 7,2 por ciento de los votos y 19 bancas, mientras lo siguen los socialdemócratas del Pasok con un 6,8 por ciento y 16 escaños, y los comunistas del KKE 5,5 por ciento de los votos y 15 diputados.

Más abajo se encuentran casi empatados con un poco más del 3 por ciento y con entre 9 y 11 bancas el centrista To Potami, los nacionalistas de derecha Griegos Independientes, socios del gobierno de Tsipras este año, y la Unión de Centristas, una formación fundada hace más de dos décadas, que nunca había logrado entrar al Parlamento.

Hasta este punto del escrutinio, la recién creada Unidad Popular, el partido de izquierda escindido de Syriza y liderado por el exministro del gobierno anterior de Syriza Panayotis Lafazanis no logró entrar al nuevo Parlamento griego. Apenas obtuvo 2,8 por ciento de los votos.

La participación, en tanto, se está situando apenas por encima del 52 por ciento, es decir más de 10 puntos por debajo de lo que se registró en la elección de enero pasado, cuando Syriza y Tsipras sorprendieron a Europa y ganaron el poder.

El adelanto de los comicios, tras apenas siete meses de gestión de Tsipras, se produjo tras su renuncia el mes pasado poco después de sufrir una rebelión del ala más radical del partido por el acuerdo de rescate financiero con los acreedores europeos del país, el tercero desde 2010, firmado pese a que una mayoría le dijo "NO" al ajuste sólo días antes.