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La viuda del principal accionista de Papel Prensa, Lidia Papaleo de Graiver, su hermano Osvaldo, y el ex vicepresidente de la empresa Rafael Ianover participarán mañana a las 18 del acto que tendrá lugar en Tacuarí y Finochietto, en el barrio porteño de Constitución, durante el cual se recordará la venta "a precio vil y bajo tortura" de esa empresa a los diarios La Nación, Clarín y La Razón, durante la última dictadura cívico militar.

"Basta de impunidad para los civiles de la dictadura", es uno de los lemas de la convocatoria de la agrupación HIJOS de la que participarán distintas agrupaciones sociales, políticas y gremiales, entre las cuales se encuentran las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, la CTA conducida por Hugo Yasky, y la Federación Gráfica Bonaerense. También estarán Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y el periodista y abogado Pablo Llonto, entre otros.

"En 2010, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación se presentó como querellante y denunció a Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble, de Clarín, y a Bartolomé Mitre, de La Nación, entre otros", por haberse quedado con la empresa propiedad original de las familias Gravier y Papaleo, recuerda un comunicado de los organizadores.

La causa, denuncia el texto, sigue a cargo del juez Julián Ercolini, "quien a lo largo de estos años, a pesar de las pruebas y la reiterada insistencia de la fiscalía y las querellas, ni siquiera ha citado a declaración indagatoria a los responsables de ese delito de lesa humanidad".

El 2 de noviembre de 1976, a poco más de siete meses del golpe, se produjo la transferencia de Papel Prensa, empresa estratégica para la provisión de insumo de publicaciones gráficas. La transacción fue hecha luego de que el dueño de la compañía, David Graiver, muriera en un dudoso accidente a bordo de un avión privado.

Al poco tiempo, su viuda fue secuestrada, interrogada y torturada por el genocida Ramón Camps, a lo que luego le siguieron los demás integrantes de la familia Graiver y los colaboradores más cercanos, quienes fueron trasladados a los ex centros clandestinos Pozo de Banfield y Puesto Vasco.

La venta se terminó de firmar el 9 de marzo de 1977, mientras su suegro secuestrado la llamó estando en cautiverio para pedirle que finalice la operación, que se consumó en 8,3 millones de dólares por toda la empresa, casi el importe de lo que valía sólo la máquina más importante de la fábrica instalada en San Pedro.

Poco tiempo más tarde, el 27 de septiembre de 1978, Jorge Rafael Videla, Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto y Bartolomé Mitre inauguraron la nueva planta de Papel Prensa, mientras Lidia Papaleo y parte de la familia Graiver estaban secuestrados.