Martes, 27 de noviembre de 2007 | Hoy
00:00 › INFORME DEL PROGRAMA DE NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO
La desigualdad social en América Latina y el Caribe aumentará el impacto del cambio climático, en un ciclo que generará todavía más desigualdad y más pobreza, alerta un documento divulgado este martes por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Brasil. La deforestación de la floresta amazónica es otro tema central en el informe.
El Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008, titulado "La lucha contra el cambio climático", afirma que el devastador impacto de los cambios globales en la región tiene capacidad de "paralizar o causar retrocesos en el desarrollo humano, debido a los elevados niveles de pobreza" en la zona.
El documento, que pinta un dramático escenario global ante el desafío que representa el cambio climático, fue presentado mundialmente este martes en una ceremonia en Brasilia, con la presencia del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y el Administrador del PNUD, Kemal Dervis.
En el capítulo específico reservado a América Latina y el Caribe, el estudio identifica cinco áreas particularmente sensibles para el desarrollo humano, donde el impacto de los cambios climáticos podría ser mayor, en especial el de la producción agrícola y de alimentos.
"En América Latina se pueden esperar pérdidas considerables en la productividad agrícola, lo que tendrá efectos negativos directos en la reducción de la pobreza", afirma el documento sin demasiados rodeos.
Otro aspecto crucial es el efecto que el fenómeno del cambio climático tendrá sobre el acceso al agua potable, en particular por el verificado deshielo y la reducción de los glaciares de la región andina.
"El repliegue de los glaciares amenaza con disminuir la disponibilidad de agua de millones de personas", alerta el documento.
En la región de América Central y el Caribe el estudio identificó como elemento crítico el aumento del nivel del mar. El cambio climático "traerá consigo tormentas tropicales más intensas a medida que suba la temperatura del mar, generando ciclones y aumento del nivel".
Según los peritos, una elevación del nivel del mar de apenas 50 centímetros provocaría la pérdida de más de un tercio de todas las playas en la región caribeña, con un impacto fenomenal en la industria del turismo.
Además, el ingreso de agua de mar a sistemas internos "pondría en riesgo el abastecimiento de agua dulce".
Otra área crítica es la que refiere a la expansión de problemas de salud, en particular la masificación de casos de dengue, que en los últimos años "alcanzó proporciones de epidemia en Brasil, Honduras, El Salvador y Venezuela, y ya afecta a millones de personas en la región".
Finalmente, el estudio alerta sobre el colapso de ecosistemas frágiles, como los episodios de decoloración masiva de bancos de coral en el Caribe.
Para hacer frente a este descomunal desafío, el documento insiste firmemente en la "cooperación internacional para la transferencia y la financiación de nuevas tecnologías" que permitan mejorar la cobertura de servicios básicos con bajo nivel de emisiones de gases de efecto invernadero.
El estudio recomienda a "los países pobres incluir la adaptación al cambio climático en sus estrategias de reducción de la pobreza".
La deforestación de la floresta amazónica es un tema recurrente en el Informe publicado este martes por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, (PNUD), aunque los esfuerzos brasileños para su preservación fueron claramente reconocidos.
El documento asestó un golpe a los responsables por la destrucción de la mayor área verde del hemisferio occidental, la región amazónica. "La deforestación de la Amazonía representa una de las grandes fuentes de emisiones globales", afirma el estudio categóricamente.
Sin embargo, el PNUD escogió a Brasil -y más precisamente el Palacio de Planalto, sede del gobierno brasileño- para lanzar mundialmente el informe, como forma de destacar las acciones y los éxitos alcanzados por la gestión del presidente Luis Inácio Lula da Silva en este sentido.
En su tercer capítulo, el documento alertó que "la devaluación y el 30% de aumento en los precios de la soja exportada entre 1999 y 2004 dieron un fuerte impulso a la deforestación", afirma.
El documento resalta también que en ese período apenas tres estados brasileños "plantaron 54.000 kilómetros cuadrados adicionales de soja, una superficie un poco mayor que Costa Rica".
En otra parte del documento, no obstante, los peritos destacan que el gobierno brasileño adoptó un plan de acción integral en 2004. "Datos preliminares referentes a 2005 y 2006 sugieren que en el estado de Mato Grosso se ha logrado disminuir la deforestación en alrededor del 40%", indica.
También subraya que "el compromiso gubernamental y la participación activa de la sociedad civil son dos de los elementos que han hecho esto posible".
El voluminoso informe incluye varias "contribuciones especiales", y una de las más extensas (ocupa una página completa) es precisamente del presidente brasileño.
En su contribución, Lula aborda la cuestión de la Amazonía apenas en el último párrafo, para destacar el plan de acción puesto en marcha en 2004 pero también para remachar una visión ya bien conocida.
"La región amazónica es un preciado recurso ecológico nacional", escribió Lula, dejando claro que Brasil continúa dispuesto a combatir de todas formas cualquier posibilidad o idea de "internacionalización" de la cuestión.
El informe no avanza ninguna idea en ese sentido, pero deja claro que la protección de la región amazónica o los bosques tropicales en Asia es una acción con beneficios globales y no apenas restringido a los países donde esas florestas están situadas.
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