Martes, 15 de enero de 2008 | Hoy
00:00 › CONSUELO GONZáLEZ ENTREGó PRUEBAS DE VIDA A FAMILIARES
Los relatos sobre las condiciones del secuestro y las imágenes de rostros demacrados de los rehenes en poder de las FARC causaron hoy un fuerte impacto en Bogotá, mientras el presidente Alvaro Uribe insistió en establecer una "zona de encuentro" para negociar con los guerrilleros.
Los secuestrados revelaron un gran sufrimiento en las cartas que escribieron a sus familiares y que fueron traídas desde la selva por la ex congresista Consuelo González, liberada el jueves pasado junto a su compañera de cautiverio de Clara Rojas.
Apenas llegada a Bogotá desde Caracas, González se reunió en el departamento de su hija Patricia Perdomo con familiares de ocho secuestrados, quienes se sentaron apretados para leer las misivas, escritas en hojas de cuaderno.
Las primeras fotos difundidas por la prensa hoy y las cartas comentadas por la radio dan cuenta de rostros demacrados, cadenas alrededor de los cuellos, pésimos estados físicos y muestras de agotamiento y dolor.
En declaraciones a Radio Caracol, María Teresa de Mendieta y su hija Yenny leyeron las cartas en las que el esposo y padre, el teniente coronel Luis Mendieta, narró sus padecimientos de salud y contó los últimos seis de los nueve años que lleva secuestrado.
Mendieta reveló que su esposo contó que estaba encadenado a un árbol y, obligado por la guerrilla, tuvo que hacer sus deposiciones, incluyendo las causadas por la diarrea, en la misma olla destinada a recibir su comida.
Entre lágrimas, María Teresa consideró que no cree que "ningún guerrillero" haya sufrido semejante trato en las cárceles del gobierno.
Mendieta les relató como se le "inflamaron los pies" y dijo que "al principio de la enfermedad caminaba con un bastón, después con dos horquetas" como muletas y que finalmente una noche llegó a un sitio y al otro día no pudo caminar más, por lo que desde entonces es transportado en hamacas y en camillas.
El policía de mayor rango secuestrado por las FARC relató que debió arrastrarse por el lodo para hacer sus necesidades, únicamente ayudado por sus manos, y que sufrió picaduras de "pitos" (vinchucas), que le causaron "siete llagas en el cuerpo".
En una frase de la carta leída por Yenny, Mendieta afirma: "No es el dolor físico el que me detiene, ni las cadenas en mi cuello lo que me atormenta, sino la agonía mental, la maldad del malo y la indiferencia del bueno, como si no valiésemos, como si no existiésemos".
Lucy de Gechem, esposa del ex senador Jorge Eduardo Gechem, dijo a la radio local que en la carta le cuenta que "el problema del corazón lo tiene muy acongojado y él explica que ha tenido cinco ataques muy fuertes y otros dos menos fuertes".
"A veces no puede ni levantar la cuchara", precisó Gechem sobre los padecimientos de salud de su esposo, de 56 años y secuestrado hace seis años.
Por su parte, María del Carmen Rodríguez, madre del capitán de policía William Donato, dijo al diario El Tiempo que lo que más le duele es "la cadena que tiene y el candado grande sobre el cuello" de su hijo.
Además de a sus familiares, los rehenes enviaron cartas a algunos periodistas, al presidente Alvaro Uribe y al director nacional de Policía, Oscar Naranjo.
Mientras se conocían detalles de las pruebas, el presidente Uribe renovó desde Guatemala su propuesta de una "zona de encuentro" -como impulsó la Iglesia- para negociar allí un eventual intercambio de los 43 rehenes "canjeables" que quedan en poder de la guerrilla por cerca de 500 guerrilleros presos.
Esa zona de encuentro consiste en un área de cerca de 150 kilómetros cuadrados, en una región rural, donde representantes del gobierno y la guerrilla se encontrarían sin presencia armada para pactar las condiciones del intercambio.
Uribe afirmó que explicó a la viceministra de Relaciones Exteriores de Francia, Rama Yade, que "el camino que el gobierno de Colombia ha abierto para obtener la liberación de los secuestrados que siguen en poder de las FARC es el camino de la zona de encuentro con mediación de la iglesia Católica".
Yade fue portadora de una carta enviada a Uribe por el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, en la que éste le expresa que la liberación de Rojas y González, "después de largos años, nos alegra y nos abren una solución humanitaria a la tragedia de los rehenes en Colombia".
Fuente: Télam
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