Lunes, 11 de febrero de 2013 | Hoy
La renuncia de un Papa está prevista en el Código de Derecho Canónico, que establece que para que sea válida es necesario que sea libre. "No se requiere que sea aceptada por nadie, dado que no tiene superior en la tierra", especifica el documento.
Benedicto XVI, que dejará el Pontificado el próximo 28 de febrero, no es el primer papa que renuncia en la historia de la Iglesia Católica, el último de los cuales fue Gregorio XII (1406-1415) en el siglo XV.
El primero fue el papa Clemente I (del 88 al 97) quien renunció a favor de Evaristo, porque tras ser arrestado y condenado al exilio decidió que los católicos no se quedasen sin un guía espiritual. Algo similar ocurrió con el papa Ponciano (230 al 235), que dejó su cargo a favor del Papa Antero al haber sido enviado al exilio, mientras que el Papa Silverio (536 al 537) fue obligado a renunciar a favor del Papa Vigilio.
En cambio, Benedicto IX (del 10 marzo al 1 de mayo de 1045) en un primer momento renunció a favor de Silvestre III, pero después retomó el cargo para pasarlo a Gregorio VI, quien fue acusado de haberlo adquirido ilegalmente y decidió también renunciar.
El caso más conocido fue el del papa Celestino V, quien ha pasado a la historia como el pontífice del "gran rechazo", pues su pontificado duró del 29 de agosto al 13 de diciembre de 1294 y después se retiró a una vida de ermitaño. Tras su renuncia fue elegido Bonifacio VIII.
El último papa que renunció fue Gregorio XII (1406 a 1415), que vivió el llamado Cisma de Occidente, en el que coincidieron tres papas al mismo tiempo: además de Gregorio XII, el papa de Roma; Benedicto XIII, el papa de Avignon, y el llamado "antipapa" Juan XXIII. Con el concilio de Constanza, el emperador Segismundo obligó a dimitir a los tres pontífices, pero sólo Gregorio XII obedeció y después de él fue elegido Martín V.
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