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Becarios de Comunicación
Por Aníbal Ford *
Realmente me desilusionó la contestación del decano y sus colaboradores. Yo pensé en establecer un debate institucional y epistemológico sobre la carrera de Ciencias de la Comunicación. Por eso en la reunión que tuve con el decano, el vicedecano y Alicia Entel, el mismo viernes en que salió mi nota dije que estaba dispuesto a retirar la beca que había presentado para que las cosas fueran claras. Sin embargo y a pesar de haber recibido durante esa reunión una clase de retórica por parte del vicedecano –que se remontó a los presocráticos– se me responde con un argumento ad personam que descalifica mi razonamiento estructural. Por otro lado se analiza, doblemente mal, que yo haya salido porque no hubo ningún becario de Comunicación y no antes, cuando gané becas, sin tener en cuenta que en esos casos no se había producido un vacío tan grande. Digo doblemente porque tanto a los que me impugnan como a mí se nos escapó que hay un becario de Comunicación aunque con un director que no es de Comunicación. Pero una golondrina no hace verano. Y además todos hemos perdido o ganado en las becas, a veces justamente y a veces injustamente (por eso hubo revisiones históricas). Por eso, también, es desmesurado pensar que voy a escribir una columna en un diario para defender una beca. Eso se hace en el interior de la institución.
No dije que no se defendiera la carrera sino que se la defendía mal y que se la defendía mal porque no había un concepto, una hipótesis de cuál era su lugar en el mundo. O porque había en la facultad y en el Rectorado una vulgata falsa sobre sus contenidos. O porque no estaba bien tipificada por el Conicet o la Coneau a pesar de que era una carrera que abarcaba temas crudamente críticos de la sociedad contemporánea. Por eso di algunos ejemplos. No se trata de hacer lobby –acusación claramente difamatoria–, aunque hay varios expertos en hacerlo en la universidad, sino de difundir con claridad, aun en el Consejo Superior y ante las fuertes corporaciones universitarias, la importancia estratégica de esta carrera. Para defender no sólo su aporte académico, político y laboral, sino también su presupuesto. No hay que olvidar que a casi cerca de los veinte años de existencia esta carrera no tiene equipos, lo que resulta una enorme contradicción.
Que haya una muchedumbre silenciosa defendiendo la carrera o su clasificación en el Conicet o en la Coneau es algo que habría que difundir en las publicaciones de la facultad. Que se esté trabajando en el profesorado enhorabuena es algo muy sencillo que tendría que haber salido hace años. Que se esté fundando una Maestría en Periodismo gracias por la información: como titular por pedido de la facultad para que asumiera y armara la materia Teorías del Periodismo, y también como viejo gráfico, me resulta muy interesante tener información sobre esto. El resto corresponde a toda la facultad y aquí quiero recordar que también en este mismo diario, y en relación con el macartismo implícito o explícito, salí a defender las ciencias sociales, algo que estamos trabajando en América latina, pero ya eso es otra cuestión.
* Profesor consulto de la UBA, autor de La Marca de la Bestia y de Oxidación.