UNIVERSIDAD › CONFLICTO EN LA COMISION NACIONAL DE ENERGIA ATOMICA
Becarios forzados a emigrar
Jóvenes investigadores de la CNEA reclaman que se descongele la planta y se les permita ingresar para poder hacer ciencia en el país.
Por Javier Lorca
La situación de los becarios de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) puede leerse como caso testigo de lo que viene haciendo el país con sus científicos. En palabras de ellos mismos: “Somos jóvenes profesionales y técnicos que apostamos a hacer ciencia y tecnología en la Argentina. Trabajamos como becarios en una situación inestable dentro de la CNEA, donde nos formamos y queremos quedarnos para seguir aportando a nuestro país. Sin embargo, no podemos progresar ni desarrollar una carrera... Tenemos un futuro incierto porque desde nuestra condición de becarios no tenemos estabilidad laboral ni derecho a jubilación. Hoy la CNEA nos cierra las puertas y no nos da ninguna perspectiva, en muchos casos forzándonos a emigrar a países donde se valore nuestro trabajo”.
El ingreso de personal en la CNEA está cerrado desde 1996, salvo muy escasas excepciones. En total, la institución cuenta con una planta de 1823 personas dedicadas a la investigación básica y aplicada, y a la formación de recursos humanos en ingeniería nuclear, física, física médica, ingeniería mecánica o en materiales, y otras carreras y posgrados dictados en sus institutos (ver aparte).
A esa planta se suman 372 becarios. El problema es que, como no ingresa personal, las funciones dejadas vacantes por jubilación, renuncia o deceso se han ido cubriendo con becarios. Estos deberían estar capacitándose o perfeccionando su formación. “Cerca de 200 becarios estamos, en realidad, trabajando, haciendo tareas rutinarias, sosteniendo laboratorios o cumpliendo funciones administrativas. Pero en condiciones de total indefensión e inestabilidad, sin ningún derecho, a pesar de que todos llevamos más de 5 años y algunos hasta 10”, dijo, en diálogo con Página/12, un grupo de becarios. Prefirieron no divulgar sus nombres, justamente, por la inestabilidad de sus cargos.
Sin hallar hasta ahora respuesta del Estado, el reclamo se viene repitiendo desde hace varios años. Este diario publicó un artículo sobre la situación en el 2002. Todo sigue prácticamente igual. Y, a medida que pasa el tiempo, el escenario empeora. ¿Por qué? El promedio de edad del personal de la CNEA ronda los 52 años y sigue envejeciendo. Como no hay nuevos investigadores, se rompe la cadena de transmisión de conocimiento y experiencia.
El reclamo de los jóvenes investigadores se volcó en una carta dirigida al presidente Néstor Kirchner. Parte de ella encabeza esta nota. Otro fragmento añade: “Desde 1996 no ingresa gente joven en nuestra institución, ya que el ingreso a planta ha sido congelado por las sucesivas leyes de presupuesto. Esta situación va a colapsar. Dentro de cinco años, alrededor de la cuarta parte de los técnicos, tecnólogos y científicos se habrá jubilado. Seguimos sin contar con financiamiento para nuestros proyectos y, de no ingresar nuevo personal, de aquí a cinco años no habrá quién los realice. A medida que el personal va dejando la institución, los desarrollos y conocimientos generados durante medio siglo de vida de la CNEA se van perdiendo”.
De hecho, un cálculo realizado al interior de la institución advierte que, con tan alto promedio de edad, “en menos de 14 años la CNEA tendrá en condición de jubilarse a más del 53 por ciento de su personal”. En el 2003 llegaron a la edad jubilatoria 98 empleados sobre un total de 1823. Este año se sumarán otros 35 y luego, cada año, seguirán 52, 47, 53, 60. De no modificarse las condiciones, para el 2017 sólo habrá 846 personas en la CNEA.
En diciembre pasado pareció que el escenario podría cambiar. El proyecto de presupuesto nacional presentado a fines del 2003 incluía un aumento de 8 millones de pesos sobre los 100 millones anuales que recibe la institución. El incremento resultó vetado por el Poder Ejecutivo. “Cuando simultáneamente el jefe de Gabinete firmaba una decisión administrativa asignando 30 millones adicionales a la Secretaría de Ciencia y Tecnología, situación que pone en evidencia la falencia en la gestión y la orfandadpolítica de esta conducción” de la CNEA, señalan los becarios, para quienes la actual conducción, designada durante la presidencia de Eduardo Duhalde, no tiene llegada con el Gobierno.
Ayer, ante la consulta de este diario, desde la CNEA se informó oficialmente que la institución ya elevó una carta pidiendo la incorporación a planta de 62 becarios. Otras fuentes comentaron que “el Gobierno tiene la voluntad política de solucionar el problema. El único escollo es la burocracia, hasta que el decreto llegue a la Jefatura de Gabinete”.