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En sus primeras declaraciones públicas, la desde hoy flamante ministra de Educación, Graciela Giannettasio, se definió partidaria de mantener la gratuidad de los estudios superiores y de mejorar la inversión en el sector. Si bien tranquilizó así a autoridades, docentes y estudiantes universitarios, su planteo no bastó para disipar el malestar provocado por la deuda presupuestaria que mantiene el Estado con las instituciones educativas: al presente suma unos 200 millones de pesos y se teme que todo termine en un recorte de hecho, sin contar con el halo de inquietud que rodea al próximo presupuesto. Esos serán algunos de los temas que se hoy abordarán en una reunión entre los rectores y Giannettasio, convocada por la nueva ministra. Otros puntos a resolver serán la nueva estructura de la cartera, en especial el área de educación superior, y el ajuste que sufrirán los fondos destinados a importar equipos y publicaciones extranjeras a causa de la devaluación del peso (ver aparte).
Además de definirse en desacuerdo con el arancelamiento, Giannettasio ya dijo que “la solución es más inversión desde los fondos que reciben las universidades, invertir, transparentar los manejos y evitar desvíos”. En el mismo sentido, promovió una mayor interrelación entre las instituciones educativas y el sector empresarial. A diferencia de lo ocurrido durante la breve presidencia de Adolfo Rodríguez Saá, cuando incluso se pretendió disolver la cartera de Educación, Giannettasio ya abrió el diálogo con los diversos sectores de la comunidad universitaria. Los rectores fueron invitados a la asunción de la ministra, que se hará hoy. Y, a la tarde, serán recibidos por ella en el Palacio Sarmiento.
“Sus primeras declaraciones fueron bastante razonables. Y ya es muy positivo que el nuevo Gobierno haya decidido no disolver el ministerio”, admitió ayer, en diálogo con Página/12, un rector radical. “Sabemos que la idea de Giannettasio es cambiar la estructura del ministerio. No sabemos cómo va a quedar lo que era la Secretaría de Educación Superior, pero es claro que va a haber una relación muy fluida con el ministerio”, apuntó un rector justicialista. Tampoco hubo críticas desde la dirigencia estudiantil: “Hasta ahora la ministra se mostró dialoguista y sin ánimo de entrar en conflictos. Si nos convocan, vamos a ir a dar nuestra opinión”, comentó Manuel Terrádez (Franja Morada), titular de la Federación Universitaria Argentina.
Uno de los puntos que se tratarán hoy se refiere a qué área se encargará de la educación superior, hasta ahora tutelada por una secretaría. Podría tratarse otra vez de una secretaría, o de una subsecretaría o una dirección. Pese a la indefinición, los rectores del PJ impulsan para ese espacio a Daniel Malcolm, rector de la Universidad Nacional de General San Martín. Los rectores radicales están de acuerdo en que sea un peronista y no objetan a Malcolm.
Como ocurre periódicamente, otra de las cuestiones por discutir es la deuda presupuestaria que mantiene el Estado. La cifra adeudada ronda los 200 millones de pesos, sobre el presupuesto anual general de 1800 millones. Lo más grave es que aún no aparecieron los recursos para pagar los salarios de diciembre y el medio aguinaldo a los docentes y no docentes (aunque muchas universidades ya adelantaron los pagos con fondos propios o créditos bancarios). En ese concepto, la deuda es de unos 150 millones. Pese al retraso, se estima que el dinero para sueldos aparecerá en los próximas días. Más difícil es que lleguen las partidas destinadas a gastos de funcionamiento. Fueron giradas con mayor o menor normalidad hasta agosto de 2001 y, desde entonces, se suspendieron: ya se deben más de 40 millones. En el encuentro que mantendrán hoy con la ministra, los rectores intentarán llevarse “un cronograma de pagos para poner el presupuesto al día”.