UNIVERSIDAD › GRAVE INSUFICIENCIA ALIMENTARIA ENTRE UNIVERSITARIOS
Estudiar con la panza vacía
En una sede de la Universidad del Comahue, el 10 por ciento de los alumnos ingiere una comida diaria. Un día a la semana, no come.
Grave insuficiencia alimentaria. Eso es lo que sufre uno de cada diez estudiantes en la Universidad Nacional del Comahue, sede Bariloche. Son alumnos que ingieren una sola comida diaria y, una vez por semana, ni siquiera eso: apenas alcanzan a tomar un mate cocido con algo de pan. “Lo que está pasando es lamentable y no sólo está ocurriendo en Bariloche, sino también en Neuquén”, dijo a Página/12 la rectora de la universidad, Ana Pechén. Los críticos problemas nutricionales también fueron detectados en la Universidad de La Plata, donde se está instrumentando un plan de atención (ver aparte). Desde la Federación Universitaria Argentina se aseguró a este diario que la situación se repite en Buenos Aires y el interior del país.
Los datos surgen de un estudio realizado entre los 1016 estudiantes del Centro Regional Universitario Bariloche (CRUB) de la universidad. Anónima y centrada en la situación nutricional de los alumnos, la encuesta fue diseñada por médicos y sociólogos, además de especialistas en alimentación. El disparador del estudio fue una percepción de muchos docentes, quienes advirtieron que sus alumnos “desatendían” las clases más de lo normal.
El resultado más alarmante indica que, en total, son 160 los estudiantes que padecen una insuficiencia alimentaria grave. Alrededor de un diez por ciento de los alumnos que toman dos comidas diarias también se saltea una comida a la semana, según detalló el decano de la unidad académica, Horacio Planas. El funcionario apuntó que la cantidad de alumnos con insuficiencia alimentaria “constituye una población de riesgo, según los criterios de la Organización Mundial de la Salud”. También dijo que se trata de “jóvenes que sólo comen una vez por día y deben saltear la comida al menos un día a la semana, cuando apenas ingieren mate y a veces galletas”.
Los estudiantes del CRUB provienen, en un 40 por ciento, de Bariloche y el resto, de zonas vecinas. “Muchos deben enfrentar un costo por desarraigo, con gastos para alquilar un departamento y el transporte desde sus lugares de origen”, dijo Planas. Los alumnos cursan carreras como Educación Física, Acuicultura y los primeros años de Ingeniería.
Desde el centro de estudiantes de la sede Bariloche, Liliana Arévalo opinó que “era imaginable un problema semejante, aunque nunca tan grave. Pero no pensábamos que hay compañeros que en un día comen sólo un mate y un pedazo de pan”.
“La realidad de un país con cada vez más excluidos está emergiendo en los estamentos universitarios, donde los jóvenes apenas logran venir a estudiar habiendo tomado una copa de leche o un mate cocido”, dijo la rectora de la Universidad del Comahue, institución que posee una decena de sedes repartidas en Río Negro y Neuquén. Precisamente en esta última provincia, de acuerdo con la rectora, se repetirían las deficiencias nutricionales entre los alumnos: “No hemos realizado un estudio, pero se desprende de lo que me han reportado los secretarios de Bienestar”.
Ante la gravedad de la situación, la universidad está trabajando para incrementar la actividad de los comedores estudiantiles que funcionan en Neuquén y crear uno en Bariloche, donde no hay. Pero no será fácil. “La realidad presupuestaria de la universidad es crítica. Los fondos que nos gira el Estado apenas alcanzan para los salarios –aseguró Pechén, que fue elegida como rectora el mes pasado–. Estamos buscando un acuerdo solidario con la sociedad, con los gobiernos provinciales, las ONG y todos los que puedan colaborar.” Por ahora, el centro regional destinó 5 mil pesos –que estaban aún sin ejecutar– a la compra de insumos para que el centro de estudiantes prepare y distribuya un sandwich diario de 700 calorías entre quienes se inscriban para recibirlo.
“No conocíamos los datos de Bariloche, pero lamentablemente no nos sorprenden. Si en la sede Avellaneda de la UBA varias veces por semana una ambulancia tiene que buscar a los chicos que se desmayan por hambre. Y enel interior del país es peor, la situación es gravísima”, contó a este diario el titular de la Federación Universitaria Argentina (FUA), Emiliano Yacobitti. “A los centros de estudiantes llaman los padres para decir que no pueden mandar a sus hijos a la facultad porque no tienen plata para el transporte –siguió–. En Chaco, en Formosa, en el Litoral y en otras universidades, los estudiantes tuvieron que organizar comedores y armar menús económicos.”