Viernes, 15 de diciembre de 2006 | Hoy
El decano de más edad ratificó la asamblea. Cómo se organizará el acceso al Congreso. La FUBA pidió la suspensión a la Justicia.
Por Javier Lorca
Con incertidumbre pero con más convicción que en las tentativas anteriores, la UBA se acerca al sexto y último intento del año de elegir rector, el lunes, en el Congreso, bajo un operativo policial organizado por el Ministerio del Interior. Ayer, los consejeros estudiantiles de izquierda que dirigen la FUBA se presentaron ante la Justicia para pedir la suspensión de la asamblea, cuya convocatoria realizada por el Consejo Superior consideran irregular. Con sentido opuesto, para respaldar el llamado, los decanos formalizaron una segunda convocatoria, a la misma hora y en el mismo lugar, sobre la base del pedido firmado por 161 (de los 236) asambleístas. El detalle: la ausencia del vicerrector Aníbal Franco –que se autoproclamó de licencia– forzó a que el decano de mayor edad, Alfredo Buzzi, se hiciera cargo efímeramente del rectorado con la sola misión de rubricar la segunda convocatoria, al límite del plazo previsto.
“Ante la ausencia real del vicerrector, me hice cargo de firmar la convocatoria, pero no del despacho”, aclaró Buzzi, en diálogo con Página/12. El decano de Medicina precisó, además, que “no tendría inconveniente en presidir la asamblea”. Es que, no habiendo autoridad formal al frente de la universidad, aún no está claro a quién le corresponderá esa función el lunes, si es que los asambleístas pueden ingresar.
Para intentar garantizar el comienzo de la asamblea, a las 9, en el Salón Azul del Congreso, habrá un operativo de seguridad doble. Afuera del edificio, la policía levantará una valla perimetral. En la universidad calculaban que participarán unos 500 efectivos con orden de disuadir, sólo provistos de escudos, sin armas. El ingreso al Congreso será por la puerta ubicada sobre Rivadavia, y únicamente podrán entrar los asambleístas y los periodistas acreditados (serán más de 100), todos provistos de credenciales. Adentro del edificio, el operativo estará en manos del personal de seguridad del Parlamento. En el Salón Azul habrá espacio para los asambleístas, el personal de la universidad afectado (asistentes, taquígrafos) y para los periodistas que transmitan en vivo. En el Salón de los Pasos Perdidos habrá una pantalla y un sistema de sonido que reproducirá en simultáneo lo que estará ocurriendo a pocos metros.
Los decanos –que postulan la fórmula Rubén Hallú y Jaime Sorín para rector y vicerrector– están terminando de organizar el acceso de los 236 representantes de profesores, graduados y alumnos. Ante el bloqueo que tratará de realizar la FUBA en la entrada, la idea es facilitar el ingreso reuniendo en cada facultad de origen a los asambleístas, casi de madrugada, y desde allí trasladarlos en micros hasta el Congreso, y depositarlos del otro lado del vallado policial.
¿Qué hará la FUBA el lunes? Anoche, las agrupaciones de izquierda definían cómo será una movilización que, probablemente, comience el domingo. El anuncio lo hará hoy, junto al gremio AGD y a los “docentes autoconvocados por la democratización”. La dirigencia estudiantil ya anticipó que planea realizar un abrazo al Congreso y, con ese propósito, llamó a participar a otras organizaciones sociales. “Estamos decididos a que, en estas condiciones, la asamblea no se realice, sería algo totalmente antidemocrático”, dijo Juan Pablo Rodríguez, copresidente de la federación, quien también denunció “la intervención K de la UBA”. Con otra caracterización del conflicto, también se manifestarán contra la asamblea agrupaciones kirchneristas, como el Movimiento Universitario Sur, cuyos militantes buscan “evitar que el pasado neoliberal se adueñe de la UBA”.
Antes de la acción directa, la jugada de la federación fue jurídica. Los consejeros de la FUBA presentaron ayer una medida cautelar ante el Juzgado 11 en lo Contencioso Administrativo: “Pedimos que se anule la supuesta sesión del Consejo Superior y se suspenda preventivamente la asamblea”, explicó Agustín Vanella, uno de los querellantes. Los cuestionamientos apuntan a que el jueves pasado, mientras los decanos encabezaban una sesión del consejo y aprobaban la convocatoria a la asamblea, el vicerrector daba por suspendida la sesión ante la imposibilidad de ingresar en las sedes previstas a raíz de las protestas estudiantiles. La federación cuestiona también que la asamblea vaya a realizarse fuera de la universidad y a puertas cerradas, algo no contemplado en los reglamentos.
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