Viernes, 13 de marzo de 2009 | Hoy
CARTAS DE LECTORES › RENUNCIO EL CANCILLER FOXLEY UNA SEMANA ANTES DEL INICIO DEL JUICIO EN EL DIFERENDO CON PERU
El veterano titular de Exteriores será reemplazado por otro hombre de la Democracia Cristiana, un diplomático de carrera. El gobierno de Bachelet se reacomodó haciendo cambios en Defensa y en Secretaría General (vocero presidencial).
Michelle Bachelet sorprendió y movió las fichas de su gabinete por quinta vez. Ayer reemplazó a los ministros de Relaciones Exteriores, Defensa, su secretario general y al embajador en Estados Unidos. Los cambios, en realidad, parecen responder a un reacomodo ante la salida de uno de los hombres clave del gobierno chileno, el canciller democristiano Alejandro Foxley. A primera hora de la mañana y a una semana del comienzo del juicio en la Corte de La Haya por el diferendo marítimo con Perú, el veterano dirigente de la Concertación anunció que dejaba el cargo por razones personales y para dedicarse a la academia. Sin embargo, hacía meses que lo acosaban las críticas de aliados y rivales. En Lima celebraron la noticia. El reemplazo de Foxley en la Cancillería chilena será otro hombre de la Democracia Cristiana, pero esta vez diplomático de carrera. Mariano Fernández ocupaba hasta ayer el cargo de embajador ante Estados Unidos y antes de esa designación había pasado por las embajadas de Alemania, Italia, España y Gran Bretaña. Conoce Europa como pocos dirigentes chilenos, ya que estuvo exiliado durante diez años en Alemania, durante el pinochetismo. A pesar de ello, colaboró a repatriar al dictador desde Londres en 1999. En aquel momento era el número dos de José Miguel Insulza, actual secretario general de la OEA, en la Cancillería.
El traslado de Fernández de vuelta a Santiago y a la Cancillería obligó a la presidenta Bachelet a reorganizar a sus hombres en el gabinete. Envió al ministro de Defensa, José Goñi, a Washington y lo reemplazó con su secretario general –un equivalente al vocero en el gobierno argentino–, Francisco Vidal, un dirigente acostumbrado a dar batalla las 24 horas del día, sobre cualquier tema.
Vidal se ocupó de la prensa durante los últimos dos gobiernos de la Concertación y siempre, a pesar de las críticas de la oposición, mantuvo su estilo combativo y poco diplomático. “Uno se retira de la trinchera política de todos los días y pasa a una política de Estado, porque hay que trabajar con las instituciones permanentes de la República”, contestó cuando le preguntaron si mantendría su estilo dentro del ministerio.
Su lugar en la trinchera lo ocupará una mujer, la primera en ejercer ese cargo. La diputada socialdemócrata Carolina Tohá, quien renunciará a su banca en los próximos días, ya había trabajado en esa oficina, pero fue en el Congreso que logró entablar una buena relación con Bachelet. Especialista en temas de educación, fue una de las principales aliadas de la presidenta chilena durante la crisis de los pingüinos, como se conoció a la ola de manifestaciones estudiantiles que intentó, con poco éxito, aprobar una ley nacional de educación.
A Tohá no le toca un momento político fácil. Falta menos de un año para las elecciones presidenciales y el gobierno de la Concertación perdió posiciones políticas clave en los últimos tiempos, como las mayorías en las dos cámaras del Congreso. “Normalmente, en los períodos de elecciones los ambientes se crispan un poco, pero también estamos en un momento en que todo nuestro planeta está viviendo una crisis económica sin precedentes”, aseguró ayer la diputada e hija del ex ministro del presidente Salvador Allende José Tohá.
Pero aunque la cartera de Defensa, la vocería y la embajada estadounidense son puestos claves en el gobierno, el cambio que dio de qué hablar ayer fue el de Foxley. El eco llegó hasta Lima. “Este personaje con sus declaraciones, en vez de integrar a los pueblos, producía diferencias, pero ciertamente esto ayuda a mejorar las relaciones”, celebró el primer ministro peruano Yehude Simon.
Aunque la Cancillería de ese país no quiso comentar, ayer los medios peruanos recordaban las recientes palabras de Foxley sobre las críticas al Tratado de Libre Comercio que entró en vigencia el mes pasado entre los dos vecinos. El canciller había calificado como anacrónicos los cuestionamientos de los grupos nacionalistas peruanos, provocando aún más su ira. El presidente Alan García se vio forzado a pedirle a Santiago que limite sus comentarios sobre su país.
La derecha era uno de sus principales detractores. Sin embargo, ayer cuestionaron su salida ante la cercanía del inicio del juicio en La Haya contra Perú. “Esto es un error y una señal de debilidad en un momento complejo donde lo que más necesita Chile es mostrar estabilidad en sus políticas de relaciones exteriores”, señaló Juan Antonio Coloma, presidente de la Unión Demócrata Independiente (UDI).
Pero ayer los medios chilenos recordaban que Foxley venía de varios traspiés. En Santiago aún está fresco el desaire de Fidel Castro, apenas horas después de sacarse y publicar la fotografía de su encuentro con Bachelet en La Habana. El veterano dirigente cubano había publicado una reflexión en la que denunciaba el “imperialismo de la oligarquía chilena” y la acusaba de haberle “robado” la salida al mar a Bolivia.
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