Es difícil entender el actual discurso de sectores del radicalismo y del peronismo a la luz de sus historias. Por ejemplo para alguien que en 1950 se afilió al partido radical de la mano, digamos, de Crisólogo Larralde y simpatizante de las ideas “forjianas” de la época, haciendo sus primeros pasos en política. Pero algo teníamos claro, la libertad debía ser un patrimonio de lo nacional y popular para poder alcanzar la igualdad social. En una sociedad autoritaria, reflejo del dueño de su primera riqueza, el patrón de estancia, esos pensamientos de libertad e igualdad sonaban ajenos y contradictorios. De hecho, los dos grandes movimientos nacionales y populares fueron abortados por feroces dictaduras cívico-militares de derecha extrema, ligadas indefectiblemente al imperio de turno. En realidad la ilusión revolucionaria de esos movimientos era la de alcanzar un desarrollo capitalista industrial. Con matices respecto de los niveles de autonomía que debían contener en su realización, la idea central conducía a la senda que debía recorrer para convertirse en un país industrial capitalista desarrollado. Esta era y es la utopía de estos dos grandes movimientos. Deberíamos seguir ese camino si queríamos mantener y aumentar los niveles de bienestar de las generaciones populares actuales y futuras. Llevar adelante estos cambios en libertad y ampliando la igualdad eran nuestras ideas locas. Por ellas fuimos perseguidos, marginados y masacrados desde los años ‘30 a la fecha. No por comunistas o terroristas, no hay que confundirse, los comunistas se opusieron sistemáticamente a los dos grandes movimientos nacionales y populares. Fueron la gran pantalla de la Guerra Fría. Lo que realmente ponía –y pone– en peligro sus intereses y con ello su poder son los movimientos nacionales y populares de raíz radical-peronista. La tarea sistemática del poder hegemónico en la Argentina ha sido romper y atomizar esos dos grandes movimientos, infiltrando su burocracia política desde Alvear a Menem. Su alianza permanente con el imperio permitió contar con dinero y medios para llevar adelante su tarea con éxito hasta ahora. Braden o Perón, ¿Valenzuela o Cristina?

Alberto Peláez Eiras

DNI 4.120.704