Esta mañana fui a acompañar a mi compadre Fabián a un paradero de buses en la provincia de Buenos Aires para que tomase su transporte de regreso a Cusco. Fabián es miembro de la Nación Q’ero, el último ayllu Inka según el Instituto Nacional de Cultura peruano, y vino a la Argentina a compartir con alguna gente su experiencia y conocimiento sobre su cultura y tradición ancestral andina.

La terminal estaba llena de gente y fuimos a preguntarle a un policía dónde tenía que esperar Fabián su bus. El policía fue muy atento. Lo que me sorprendió fue verlo con un buen bolo de coca redondeando su mejilla. En plena ciudad de Buenos Aires, muy lejos del Cusco, este policía amable estaba mascando la hoija sagrada de los Inkas.Fabián comenzó a tocar su quena y en un instante apareció otro policía, más joven que el anterior. Esperó a que Fabián terminase de tocar y nos preguntó si éramos músicos. Nos dijo que él era cantante y tocaba el bajo en un grupo de música folklórica.

Yo sé que hay como una ley de atracción y es común que la gente afín se encuentre en cualquier parte del mundo gracias a esa energía invisible que a todos nos une. Pero lo de hoy fue para mí un buen indicio de luz en estos tiempos tan intensos que nos toca vivir.

Agradezco a esos dos policías por darme esos nuevos indicios de luz en esta loca gran ciudad de Buenos Aires.

Alejandro Trevisan

DNI Nº 21.004.359