Con enorme desprolijidad las “prepagas” dieron a conocer en una solicitada su conformidad con las negociaciones que finalizaron con el controvertido aumento de tarifas. Los consumidores, cautivos de estas empresas, se mantuvieron ajenos a todos los movimientos y al día de hoy no saben para dónde correr. ¿Qué pagan? ¿Qué pasa con los contratos firmados oportunamente con garantía de gratuidad de servicios? ¿Puede una nueva ley, decreto, etcétera, legislar sobre derechos ya adquiridos? ¿Qué pasa con monotributistas, empleados en relación de dependencia y demás? ¿Y con el Plan Médico Obligatorio? Estas preguntas todavía no se contestaron. Por otra parte, las prepagas pueden comportarse de este modo porque el sistema público de salud no puede contener a todos los usuarios. Está superado, entre otros, por la cantidad de personas que pasaron a utilizarlo luego de la crisis. Quizás en esta vuelta se sumen otros miles. Entonces ¿por qué no hacer cálculos fiscales y repensar las cosas para que el país se acerque a tener un Seguro Nacional de Salud como otros países y de este modo lograr verdaderos acuerdos de salud, no de tarifas?

Eugenia Victoria Crespo Armengol

D.N.I. Nº 6.372.147