Miércoles, 12 de agosto de 2015 | Hoy
CIENCIA › NUEVOS ESTUDIOS MUESTRAN LA IMPORTANCIA DE QUE TODOS SE HAGAN EL EXAMEN
Son dos investigaciones realizadas en EE.UU. Una de ellas incluyó estudios en Argentina. Ambas enfatizan la necesidad de que todas las personas se testeen para saber si tienen el virus causante del sida. Si todos los infectados se tratan, la epidemia estará controlada.
Por Pedro Lipcovich
Dos importantes estudios enfatizan, como nunca antes, la importancia de que todos se testeen para saber si tienen el VIH. Uno de ellos demostró categóricamente que las personas infectadas, para prevenir no sólo el desarrollo del sida, sino también la mayor frecuencia de otras enfermedades, deben empezar tratamiento en cuanto conocen su diagnóstico, sin esperar a que bajen las defensas. El segundo estudio, también concluyente, demostró que, cuando las personas con VIH hacen tratamiento en forma consistente, la posibilidad de que transmitan la infección a sus parejas tiende a cero. Quiere decir que, si todos se tratan, la epidemia va a estar controlada: en la Argentina, unas 33.000 personas desconocen que tienen VIH.
El primero de los dos estudios, llamado Start (Strategic Timing of Anti Retroviral Treatment), fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) y sus resultados se publicaron en julio pasado en The New England Journal of Medicine. Se trató de la investigación más extensa sobre el tema, que abarcó 215 centros en 35 países incluida la Argentina. Incluyó a 4685 personas con VIH, que nunca habían recibido tratamiento y cuyos linfocitos CD4 (células inmunitarias que son atacadas por el virus) estaban todavía en valores considerados normales. Con la mitad de los participantes se esperó para iniciar tratamiento hasta que el recuento de CD4 disminuyera, tal como admitían los consensos médicos, y con la otra mitad se empezó tratamiento en forma inmediata. “Tenemos ahora pruebas decisivas de que hay un importante beneficio para la salud de la persona con VIH si se inicia la terapia antirretroviral en forma inmediata”, resumió Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (Niaid). De hecho, la finalización del estudio estaba prevista para fines de 2016, pero, a la vista de los resultados, un comité independiente recomendó darlo por terminado y ofrecer a todos los participantes tratamiento inmediato.
El estudio estableció que el riesgo de enfermedades importantes y muerte se reducía en un 53 por ciento entre los que habían empezado tratamiento inmediato. Esto valía tanto para el sida como para distintas enfermedades cardiovasculares, renales y cánceres. Según explicó Marcelo Losso, jefe del Servicio de Inmunocomprometidos del Hospital Ramos Mejía, “hoy sabemos que la infección por VIH no sólo predispone a enfermedades infecciosas o tumorales relacionadas con el deterioro inmunológico, sino también a otras patologías, como el infarto de miocardio o cánceres de colon, mama y próstata: esto se debe a que, si no se recibe tratamiento, el virus activa los mecanismos de inflamación del organismo, lo cual aumenta el riesgo de distintas enfermedades”.
Losso, como director de Coordinación de Investigación Clínica Académica en Latinoamérica (Cical), coordinó la investigación Start en América latina: “Sus resultados se complementaron con los de otros estudios donde se demostró que, una vez iniciado el tratamiento, los pacientes deben continuarlo sin interrupciones, sin ‘vacaciones’, para lograr todos sus beneficios –señaló–. Ya en varios países, como la Argentina y Estados Unidos, las guías de tratamiento sugerían empezar lo antes posible, pero todavía no con el actual nivel de evidencia científica, a la que tendrán que adecuarse todos los países: hoy sabemos con certeza que es mejor empezar enseguida y podemos planteárselo con total claridad al paciente, que es quien debe decidir”.
La segunda investigación dada a conocer recientemente también fue auspiciada por los Institutos de Salud de Estados Unidos y mostró que “el tratamiento antirretroviral es altamente efectivo para prevenir la trasmisión sexual del VIH en parejas heterosexuales donde una persona está infectada y la otra no”. Los resultados fueron anunciados en la 8ª Conferencia de la Sociedad Internacional de Sida, en Vancouver. El estudio, que duró diez años, abarcó 1763 parejas heterosexuales en distintos países, cada una de las cuales incluía un integrante con infección por VIH y otro no infectado. Como es habitual en este tipo de ensayos clínicos, por razones éticas los participantes recibieron preservativos y aconsejamiento, de modo que la eventual trasmisión de virus provino de inconsistencias en el cumplimiento de las pautas preventivas. La mitad de los participantes infectados recibió desde el principio tratamiento antiviral y el resto sólo cuando su sistema inmunitario empezó a debilitarse.
Entre los que recibieron desde el principio tratamiento antirretroviral –que hace disminuir drásticamente la presencia del virus en los fluidos corporales–, sólo se registraron ocho casos de transmisión del virus al partenaire; cuatro de ellos fueron diagnosticados poco después del comienzo del tratamiento, lo cual sugiere que la trasmisión se produjo antes, y en los otros cuatro los tratamientos no estaban dando resultado, de modo que el virus seguía presente. En comparación, en los participantes que no estaban bajo tratamiento se produjeron más de 40 transmisiones del virus a la pareja. “Por lo menos en heterosexuales que mantienen la supresión del virus mediante tratamiento, el riesgo para sus parejas es notablemente bajo”, resumió Anthony Fauci.
Pedro Cahn, ex presidente de la Sociedad Internacional de Sida, comentó que “hoy se acepta universalmente lo que ya en 2006 planteó Julio González Montaner (el argentino que dirige el Centro de Excelencia en VIH/sida de British Columbia, Canadá): el tratamiento entendido también como prevención. Onusida incorpora esto en su estrategia 909090: que, en el mundo, por lo menos el 90 por ciento de las personas con VIH esté diagnosticado; que por lo menos el 90 por ciento de los diagnosticados esté en tratamiento y que, de éstos, por lo menos el 90 por ciento esté con virus indetectable en sangre: si para 2020 conseguimos esto, las nuevas infecciones disminuirán de tal modo que para 2030 habremos tomado el control de la epidemia y el VIH dejará de ser un problema grave de salud pública”.
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