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Tres de cada diez hombres con VIH “llegan tarde” al diagnóstico: es decir, reciben su diagnóstico cuando ya desarrollaron síntomas o su sistema inmunitario presenta deterioro. Esta desdicha es consecuencia del hecho de que más del 30 por ciento de las personas con VIH desconocen su situación, y, hoy se sabe, el mejor tratamiento es el que empieza antes. Una herramienta importante, poco desarrollada hasta ahora, es que los médicos de atención primaria incluyan, como pregunta de rutina: “¿Qué le parece hacerse un análisis de VIH?”

“Se estima que 110 mil personas tienen VIH en la Argentina. Diversos estudios revelan que hasta un 30 por ciento de ellas podrían desconocerlo: podrían recibir tratamiento pero no lo hacen porque desconocen su situación”, según información de la Dirección de Sida y ETS del Ministerio de Salud de la Nación. Estos datos se tornan más graves a partir de la constatación de que tener el virus sin hacer tratamiento implica, desde el primer momento, probables deterioros en la salud (ver nota principal).

Otro problema vinculado con la misma situación es el de los diagnósticos tardíos, que tienen lugar cuando la persona ya ha desarrollado enfermedades marcadoras de sida o, todavía sin síntomas clínicos, ya presenta deterioro inmunológico: el 30,7 por ciento de los varones y el 22,5 por ciento de las mujeres llegan tarde al diagnóstico.

Carlos Falistocco, director nacional de Sida y ETS, explicó que “la proporción de diagnósticos tardíos es menor en las mujeres porque en su mayoría el diagnóstico tiene lugar durante el embarazo, y en general las mujeres acceden más al sistema de salud. Los hombres suelen ser más reticentes a consultar”.

En cuanto a la iniciación temprana de los tratamientos, “ya desde el año pasado ampliamos nuestras guías para ofrecer tratamiento a todas las personas desde el diagnóstico. Por supuesto, es un derecho de cada uno acceder o no a esa oferta”.

–¿Qué respuesta encuentra en los médicos generalistas la recomendación de proponer a sus pacientes el testeo del VIH cuando consultan por otros motivos? –preguntó Página/12.

–La disposición de los médicos ha mejorado bastante –contestó Falistocco–. Hay que puntualizar que la oferta de testeo debe preservar tres premisas: que sea voluntario; que la persona haya recibido información al respecto y que, en caso de resultar positivo, sea inmediatamente derivada dentro del sistema de salud.

Marcelo Losso –jefe del Servicio de Inmunocomprometidos del Hospital Ramos Mejía– agregó que “ya en 2006 el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos había recomendado formalmente que a todos quienes toman contacto con el sistema de salud, para controlarse o por cualquier motivo, se les ofrezca realizar el test de VIH. Esta propuesta, muy razonable, sin embargo no fue muy tomada en cuenta. Una razón era la dificultad de acceso al test, que hoy se resuelve con la tecnología del testeo rápido. Otra razón es que muchos profesionales de salud no están suficientemente entrenados en cuanto a qué hacer con ese paciente si resulta positivo, lo cual se soluciona con el acceso rápido a especialistas”.

Juan Carlos Cisneros, presidente de la Sociedad Argentina Interdisciplinaria de Sida (Saisida), destacó que “hoy los tratamientos se han simplificado mucho y crece la tendencia a que puedan ofrecerse en los centros de atención primaria por médicos generalistas. Este criterio viene dando buen resultado en Brasil, por ejemplo. Así se recurriría a nosotros, los especialistas, sólo en una segunda instancia, como sucede ya con patologías como la hipertensión o la diabetes, que en principio son manejadas por el médico clínico”.