CONTRATAPA
Las bolsas y los ataúdes
Por Eva Giberti
La información no fue aportada por un servicio de inteligencia italiano sino por el ojo atento de algún observador comprometido con la realidad. Un arzobispo, consejero del Papa, la hizo pública cuando afirmó: “A la región de Sicilia donde está la base naval de la sexta flota estadounidense, en Sigonella, han llevado 100 mil bolsas negras, de las que se usan para transportar cadáveres, y seis mil ataúdes”. Renato Martino fue el arzobispo que lo declaró al National Catholic Reporter, un semanario católico editado en los Estados Unidos. Añadió un comentario obvio: “No son para soldados iraquíes”. Y acotó otra información de la que dijo disponer: “Estados Unidos prevé la pérdida de 15 mil soldados norteamericanos”. Pero recordó que es preciso tener en cuenta las muertes de los enemigos y de los habitantes del área atravesada por la guerra. Guerra que según el prelado desatará más terrorismo y un incendio en todo el Medio Oriente.
El cargamento de bolsas y ataúdes vacíos se encaminará a la zona donde se supone que se desarrollarían los combates, esperando ser prolijamente ocupados para no dejar residuos humanos desparramados en territorio enemigo. Cuerpos, o restos de ellos, que puedan testimoniar mediante sus huellas si Bush tenía razón o no cuando descontaba el uso de armas químicas por parte de los iraquíes.
La información fue desmentida por el coronel Giorgio Russo, comandante de la base militar en Sigonella: “En ocasión de otras emergencias ya hemos registrado algunos comentarios semejantes. Se producen en situaciones en las que se difunden y alimentan ciertas noticias sin fundamento”. Esas situaciones remiten actualmente a un hecho concreto: Bush dispuso aumentar –en calidad de “alto” en lugar de “elevado”– el peligro de ataque terrorista contra los Estados Unidos. Por primera vez después del ataque a las dos torres y el Pentágono la alarma modificó su coloratura. En la escala de cuatro valores posibles para el alerta (“Alfa”, “Bravo”, “Charlie”, “Delta”) se activó el tercer grado (Charlie) y desde el amarillo viró hacia el naranja. Es el resultado de la evaluación que hace Bush acerca del peligro islámico.
¿Por qué Sigonella? Durante la guerra del Golfo, en 1991, Sigonella fue una base de apoyo de los Estados Unidos. En esa zona, cercana a la localidad de Catania, se encuentra un área militar que es la base principal de soporte logístico de la sexta flota de la marina norteamericana en el Mediterráneo. Sigonella es un centro neurálgico para garantizar el funcionamiento de los puentes aéreos que cubren tres continentes. Es un puesto de avanzada sobre Oriente Medio que no interesa solamente para la organización de las tropas y la coordinación de escuadrillas aéreas de bombarderos sino como zona desde la cual aportar mantenimiento y enviar suministros y provisiones. También contribuye a administrar el sistema de información satelital. Todas ésas son actividades claves a cargo de unidades navales como la establecida en la región.
Las razones que explican esta presencia de los Estados Unidos en la región deberán rastrearse en la participación de Italia como aliada de Alemania en la Segunda Guerra Mundial y en los acuerdos entre los gobiernos que se sucedieron: cuando un país pierde una guerra uno de sus resultados es la ocupación de alguna parte de su territorio por las tropas vencedoras. ¿Cuáles son los límites de la ocupación? de Sigonella? No solo se trata de un área topográfica. También es preciso vigilar las zonas circundantes para evitar sabotajes u alguna otra violación de los derechos adquiridos por los vencedores. Circunstancia que instala una vigilancia policial –por parte de los triunfadores– en las zonas aledañas al territorio ocupado. Esas tropas vencedoras se trasladan con sus familias y éstas no siempre pueden habitar dentro de la base. Entonces precisanalquilar o comprar residencias en áreas cercanas, las cuales también deben ser vigiladas y protegidas por la policía militar que responde al país ganador. Por otra parte, los italianos que trabajan dentro de la base con ocupaciones diversas (desde traductores hasta operarios de la Pan Am) debieron luchar para que se reconocieran sus derechos sindicales y contractuales que eran regulados por los códigos de la base USA-NATO.
Los italianos, reactivos ante esta ocupación que consideran anticonstitucional e invasora, la denuncian sistemáticamente mediante manifestaciones. Una de ellas, organizada para el 4 de noviembre del 2001, levantaba como consigna: “La Sicilia non é zona di guerra! Via le basi Nato dalla nostra terra!”.
En lugar de estos resultados, 100 mil bolsas de plástico y seis mil ataúdes desembarcaron en Sigonella. Entonces corresponde reconocer la preocupación estadounidense por garantizar el retorno al hogar de aquellos que hubiesen muerto en tierras lejanas, ofrendando sus vidas al proyecto de apropiación del petróleo iraquí, que es la causa de la justicia y de la libertad como claramente lo explico Bush. Bolsas y ataúdes como recintos anticipatorios de una estética siniestra destinada a la prevención de espectáculos horrendos y de olores pegajosos y persistentes.
Cualquier técnico en salud pública felicitaría la decisión de prevenir y el pragmatismo que esos envíos significan, si es verdad que han sido realizados. En cuyo caso Sigonella se consagraría como proveedora de insumos eficaces capaces de encerrar el retorno de quienes llegaron jóvenes y vivos y convertirlos en bolsas y ataúdes fácil e higiénicamente transportables. De este modo se puede organizar entierros masivos en tránsito, precintados en la oscuridad de los cuerpos que no deben ser vistos, viajando desde Bagdad hasta la Estatua de la Libertad.
Si los 15 mil jóvenes que Bush evalúa, certeramente, como no retornables, consiguiesen anticipar sus destinos y reconocerse como tales, ¿acatarían la marcación mortal? ¿O pensarían, con el arzobispo Martino, que sus cuerpos embolsados diseñarán los nuevos caminos del terrorismo?