ECONOMíA › MEDIDAS DEL BANCO CENTRAL PARA ALENTAR LINEAS DE PRESTAMOS AL SECTOR PRIVADO
Quién se anima a dar y a pedir un crédito
El directorio del Banco Central decidió que las entidades puedan entregar créditos aunque tengan redescuentos con la autoridad monetaria, pero restringido al monto de los depósitos nuevos que vayan ganando. También se autoriza la devolución de Cedros en pesos sin límites.
Por David Cufré
El directorio del Banco Central se reunió ayer para seguir analizando la forma de facilitar que los bancos que recibieron redescuentos puedan conceder créditos a empresas y particulares. Hasta el momento, la autoridad monetaria impide a esas entidades ofrecer financiamiento a sus clientes. Primero, ordena la normativa vigente, tienen que ponerse al día con el Central. Sin embargo, como el Gobierno pretende instalar la idea de que resurgirá el crédito antes de las elecciones, se están estudiando alternativas que flexibilicen las reglas. Página/12 pudo saber que en la reunión de directorio de ayer se consensuó una medida en esa dirección. Concretamente, se autorizará a los bancos a prestar la misma cantidad de dinero que obtengan por aumento de depósitos. Es decir, podrán canalizar los fondos que reciban de ahora en más.
Para que la recuperación económica se consolide y se generalice hacen falta dos cosas: una fuerte recomposición salarial y la reaparición del crédito. El Gobierno se escuda en que no tiene poder político como para exigirle al sector privado que aumente los salarios a sus empleados. La opción que queda es trabajar para que vuelva el crédito, objetivo que acarrea menos conflictos y que permite hablar de las pymes, que siempre queda bien. Sin embargo, los banqueros reconocen que serán muy celosos en cuidar su liquidez hasta que termine el proceso electoral. Y los posibles tomadores de préstamos se resisten a pagar las tasas altísimas que se les pide en este momento.
En ese escenario de bancos que quieren prestar poco y de clientes que casi no demandan, la movida de Roberto Lavagna es más teórica que real. La flexibilización en las normas que analiza el Central despejará trabas, pero no resultará determinante para que haya más o menos financiamiento. El verdadero interés de los bancos era que les autorizaran a cancelar redescuentos con préstamos garantizados. La operación consistía en sacarse de encima un activo devaluado, como los préstamos garantizados, para saldar un pasivo incómodo, como el de los redescuentos. Pero ni Lavagna ni Alfonso Prat Gay estuvieron de acuerdo.
La medida que se discute desde la semana pasada es que los bancos puedan ir cancelando los redescuentos con lo que cobren de esos préstamos garantizados, pero a medida que éstos vayan venciendo. Unos y otros se irán calzando (en inglés, matching) gradualmente, en lugar de una sola vez, como pretendían los bancos. Economía y el Central también establecerán que se emparejen los intereses de redescuentos y préstamos garantizados. A ese paquete se sumará que la captación de nuevos depósitos pueda ser destinada a la concesión de créditos. Por otra parte, el Central dispuso ayer que los bancos podrán devolver anticipadamente los Cedros por depósitos constituidos originalmente en pesos, medida que flexibiliza la liberación de unos 400 millones de pesos.
El otro reclamo de las entidades financieras es la compensación estatal por los amparos. La devolución de esos depósitos implicó su virtual despesificación, puesto que los jueces ordenaron reintegrar dólares o su equivalente en pesos a la cotización del día.
Las complicaciones para ofrecer créditos recaen sobre un 25 por ciento de los bancos. El resto está en perfectas condiciones para hacerlo. Si no ocurre es por razones que no tienen nada que ver con el frente al que están apuntando Lavagna y Prat Gay. Básicamente, por la resistencia de las entidades a arriesgar su liquidez, actitud que se refuerza a medida que corre la cuenta regresiva hasta las elecciones. En un contexto de gran indefinición política, los bancos se sientan sobre la caja hasta ver qué pasa.
Los bancos públicos se encuentran entre los que no pueden prestar. Aquí asoma una contradicción entre los esfuerzos para liberarlos de ese grillete y las intenciones privatistas de Lavagna. El ministro esconsciente de que las entidades públicas son las más dinámicas en financiar a la producción, y sin embargo abre una puerta para su traspaso al capital privado, que no cumple esa función.
Por el lado de la demanda, los únicos sectores que solicitan asistencia financiera son los que consiguen exportar, como productores rurales y algunos de la industria. El otro financiamiento que se requiere, pero en muy pequeñas dimensiones, es el del descuento de cheques y adelantos y cuenta corriente. Pero ni préstamos personales, ni mucho menos hipotecarios, encuentran interesados.