Martes, 18 de agosto de 2015 | Hoy
Por Osvaldo Bayer
Desde Alemania
Sí, la verdad de la realidad. La isla española de Mallorca, considerada el lugar de encuentro de los ricos del mundo, presenta hoy a gente pobrísima y principalmente sin techo. Considerada una provincia alemana por ser el lugar del encuentro y las vacaciones de los millonarios de ese país, ha comenzado a mostrar el otro rostro del mundo. Pero lo curioso es que los pobres que han llegado no son solamente españoles sino también alemanes. Ironías de la realidad. La pobreza persigue a los ricos en todas partes del mundo.
Primeros en llegar fueron los alemanes sin trabajo, creyendo que donde hay riqueza hay trabajo. Pero lo más difícil es encontrar un lugar donde vivir. Muchos de ellos se amontonan en viejas habitaciones abandonadas y no pocos duermen en caños abandonados. Según la Cruz Roja, el número de gente sin techo aumentó desde algunas docenas en 2008 a 1100 el año pasado. “Hay que terminar con el prejuicio de que todos los sin techo son borrachos consuetudinarios o adictos a la droga, no, son todos producto de la última crisis. Y la de los alemanes pobres pertenecen a la lista de los sin trabajo en Alemania que supera actualmente el número de dos millones.
El diario alemán Frankfurter Rundschau da detalles de esta pobreza en la isla de los ricos. Antes llegaban africanos y latinoamericanos a pedir trabajo, hoy, en su mayoría son españoles, de clase media, víctimas de la crisis. El número de desocupados aumenta día a día y se han puesto ya varios lugares que ofrecen una sopa a los hambrientos. Todo eso en la tierra de los ricos que gastan miles de euros por temporada. ¿Esto es democracia? Las ironías del destino: donde hay ricos siempre están los fantasmas de los pobres. ¿Se amargarán los ricos o continuarán explicándose la pobreza con el consabido: “Son pobres porque no les gusta trabajar”?
El drama va en aumento. Cáritas ha dado un informe sobre este estado de cosas. Por su parte, la Ayuda Católica dice: “El problema de la pobreza es en Mallorca tan crónico como nunca”. Sólo en Palma, en relación con el 2014 el número ha crecido en un 25 por ciento. Según Cáritas, en las Baleares esa cifra ya alcanza a las 300.000 personas, es decir, casi un tercio de la población”. “Esa gente ya no puede pagar el alquiler, ni el agua ni la luz eléctrica y un 3,7 por ciento de todos los habitantes sufre hambre”. Van creciendo los “slums” y los “mini slums”. En uno de ellos vive un grupo de polacos, casi todos albañiles sin trabajo. Las largas colas en los lugares donde se entregan pequeños sandwiches delante de la Iglesia de la Orden de los Capuchinos, cerca de Plaza España, es un espectáculo más que doloroso, vergonzoso, en la isla de los ricos. Mike, un trabajador alemán del Ruhr, declaró hace poco: “Hace menos de un año todavía se podía recoger buena comida de los tachos de basura, eso se acabó ahora, es demasiado grande la competencia; ahora vivo de lo que me da la gente que pasa”. Se calcula que hay un centenar de obreros alemanes que duermen de noche en la puerta de los supermercados, en los bancos de las plazas y bajo los puentes, en ruinas y también en huecos entre las rocas. Dramática fue la suerte del alemán Karl Uwe K, de 56 años, quien dormía en un caño, fue atacado por ratas y murió en el hospital.
La responsable de Cáritas, Margalida Ruitort, ha señalado: “En ninguna otra región es tan grande la diferencia entre ricos y pobres, como aquí, en Mallorca”.
Pero eso sí, en los grandes diarios alemanes se publicó el llamado para otorgar más dinero del presupuesto al ejército alemán. El representante de las Fuerzas Armadas ante el gobierno, Hans Peter Bartels, ha exigido que, ante la recepción del cobro de más impuestos, se reserve un aumento para el ejército de 40.000 millones de euros. Por supuesto eso se aprobó sin ningún problema. Y eso que gobierna una coalición demócrata-cristiana-socialista. Cristianos y socialistas. No es un chiste alemán. La verdad de la realidad.
Pero sigamos con números de este gobierno democrático europeo. En Europa, el 22,22 por ciento de los jóvenes entre 15 y 24 años está sin trabajo. En Alemania, en la actualidad, 258.200 de esos jóvenes se encuentra en ese estado. Y eso que la situación es calificada como buena en Economía. Nos imaginamos la desilusión de esos jóvenes que no encuentran trabajo justo en la mejor etapa de sus vidas. Es el sistema capitalista y uno de los temas que hay que tener en cuenta cuando se discute en política.
Y seguimos con el dinero que se gasta en la violencia: se han votado nada menos que seis mil millones de euros para mejorar en el ejército la producción de helicópteros, aviones y otros proyectos armamentistas. Un pacifista preguntaría por qué no se gasta eso en jardines infantiles, casas para barrios obreros, lugares para ancianos o para ayudar al tercer mundo a terminar con el hambre. Aunque parezca un sueño, hay que decirlo. Porque repito: estoy en Alemania, el país que sufrió cruentas guerras. Aquí se tendría que levantar la voz de la Paz Eterna.
Los pobres mueren antes. Sí, es así. Se ha comprobado científicamente. Pamea Dörhöfer ha publicado un estudio increíble. Informa que un equipo internacional trabajó para el New England Journal of Medicine un estudio nada menos que con 150.000 personas, en 17 países, durante cuatro años. La investigación fue comparar si entre países demasiado ricos y países con mediano nivel de vida, y países pobres se mostraban diferencias en los factores de riesgo para problemas circulatorios y del corazón. Para países denominados ricos se tomó a Canadá, a los Emiratos Arabes y a Suecia. Para los de mediano nivel de vida se eligió a Brasil, China, Polonia e Irán, y para los países pobres, a Zimbabwe, Pakistán, Bangladesh y la India.
Se ha comprobado que como promedio mueren 18 millones de personas por enfermedades circulatorias. Hasta el 1950 morían por sobre todo habitantes de los países industriales. Pero ese desarrollo ha cambiado de curso. Según el estudio, el 80 por ciento de los que mueren por problemas circulatorios pertenecen a países con entradas limitadas o bajas. En su mayor parte, los amenazados son gente de campo. En países de altas entradas, en cambio, no hay diferencias en el porcentaje de muertos. Ante todo se comprobó que la causa es la falta de atención médica.
En síntesis, los pobres mueren antes. ¿Qué hacen las democracias para eliminar las grandes diferencias? Alguna vez se dirá que la verdadera democracia es el lugar donde mueren todos a una edad igualitaria. Luchemos, en especial, por los viejos y los niños.
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