[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Siempre estamos atrasados con el fin de la impunidad. La deseamos desde temprano, pero llega tarde y, de ese modo, nuevas razones de impunidad generan el debate, como si fuese una contradicción. Sí, estoy de acuerdo con la necesidad de procurar el castigo para los delitos de lesa humanidad, genocidio o como sea que deseen llamarlo el derecho o la gente. Lo que importa siempre será que quienes han hecho daño irreparable a la vida, a la felicidad, al derecho de otros seres humanos sean castigados. Que aquellos que decidieron que inocentes eran culpables, sólo porque tenían el poder para castigar de forma terrible, sean condenados, sin que tengan posibilidad que prescriban sus delitos. En esto no hay discusión. Pero quisiera más actualidad, quisiera presente, quisiera que el castigo les llegue en vida y en salud y no en la muerte, en la enfermedad o en la vejez. Aun cuando será importante siempre corregir las deudas con nuestro pasado recomponiendo lo que los demás han hecho daño, es fundamental que el castigo llegue cuando sea castigo. Quisiera que en algún momento no tengamos que esperar tanto para el fin de la impunidad. De ese modo pagarán por los delitos de la corrupción que son los que empujaron al éxodo a tantos compatriotas y que permitió que niños y niñas de nuestro país muriesen de hambre. Estos delitos que obligaron que muchos de los honestos y pobres trabajadores de nuestro mundo tuvieran que someterse a la miseria de aceptar el ultraje de punteros políticos para poder dar de comer a sus niños sean hoy, no dentro de veinte años librados de la impunidad en la que se regocijan y que les permite seguir disfrutando las mieles del poder. Ruego que la AMIA no siga impune hasta que los responsables estén decrépitos o muertos luego de haber pasado una vida entera de lujos y placeres por lo que robaron y por lo que permitieron hacer. Terminar con la impunidad significa quitarles a los que han abusado del poder el lujo que tienen de disfrutar lo que no han dejado o no dejan disfrutar a los demás. El castigo por más que sea tardío es bueno, pero por favor, en algún momento tenemos que comenzar a castigar en presente para que los que han sufrido por culpa de sus crímenes vean que el delito debe pagar cuando duele, no cuando el poder pierde su fuerza.