CULTURA › JOVANA CESTILLE, DEL AREA DE COMUNICACION DEL MST BRASILEÑO
“Tomar tierras es apoyar a Lula”
Estratega de comunicación de los Sin Tierra, la dirigente vino a participar de un ciclo de films y a difundir aquí la causa.
Por Mariano Blejman
La militante del MST Jovana Cestille llegó a Buenos Aires desde Brasil en un momento especial de la relación del Movimiento Sin Tierra con el presidente Lula da Silva. Cestille es integrante del Sector de Comunicación del MST de Paraná y vino a conversar sobre comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Además presentará en la Fundación Centro de Estudos Brasileiros(www.fun ceb.org.ar) una serie de documentales sobre el que es considerado el movimiento social más grande de Brasil del siglo XX. En las últimas semanas, la prensa publicó el “fin de tregua” del MST con Lula. Sin embargo, Cestille no opina que se trate de un “fin de tregua” sino más bien lo contrario: “Seguir con la ocupación es una forma de apoyar a Lula”, dice. O más bien de apurarlo.
El viernes 27, a partir de las 19, se verán en Funceb (Esmeralda 969) Uma luta de todos - o MST pelo MST y Sonho Concreto, de Berenice Mendes, y Terra é mais que Terra, del colectivo cinematográfico del MST. Cestille nació en el campo y tuvo que mudarse a la ciudad, cuando su abuelo perdió la tierra por una deuda con el banco. “Eso me marcó”, cuenta a Página/12. Después, ella participó de la Pastoral de la Juventud y en 1996 se incorporó al MST. “Es aquí donde me encontré”, dice la trabajadora social que estudió en la Universidad Estadual de Londrina.
–¿Cómo funciona el área de comunicación en el MST?
–Tiene dos partes: por un lado, llevamos información para nuestra base militante. La gente del campo no suele tener acceso a la información, ni a los periódicos, ni a la televisión. Por otro lado, nos sirve para avanzar en nuestra relación con la sociedad brasileña. Hemos traducido documentales al inglés, al francés, al español. Raiz forte (que se emitió la semana pasada) fue vendido en Italia de manera sorprendente.
–¿Qué viene a presentar a Buenos Aires?
–Es una serie de trabajos sobre la historia del MST, sobre su área de comunicación y, además, las experiencias audiovisuales realizadas por directores que simpatizan con el movimiento. Esto comenzó con una serie de talleres de comunicación popular en agosto de 2000 en Londrina, en Paraná, donde participaron 30 personas. De allí salió Uma luta de todos (Una lucha de todos), que se dará el próximo viernes.
–¿Los medios brasileños están contra el MST?
–Los grandes medios recién comenzaron a hablar del MST en 1996, cuando una maza muy grande avanzó hacia las tierras y fue imposible esconder la noticia. Pero se inventaron muchas mentiras. Nosotros hicimos muchas denuncias de violaciones contra los derechos humanos, hubo muchas personas presas, muchos asesinatos. Y fue muy difícil que la prensa lo publicara.
–¿Qué mentiras?
–En 2001 la prensa dijo que el MST cobraba un “peaje” a las familias en Paraná y San Pablo. Pero las familias contribuyen de forma voluntaria al movimiento. También hay contribución de los sindicatos, de asociaciones, de personas. Ultimamente se mintió mucho sobre nuestra relación con Lula.
–¿Cuál es la relación ahora?
–El MST apoyó a Lula para llegar a la presidencia. Ahora los medios hablan de una crisis entre el PT y el MST, pero siempre fueron movimientos separados. En otro momento, al revés, los medios quisieron vincularnos al PT para “asustar” a los empresarios o las personas que iban a votarlo. Y ahora inventan una división interna para desestabilizar el gobierno.
–¿Y cuál es la situación real?
–Siempre hubo autonomía. Apoyamos a Lula, pero siempre fuimos claros diciendo que íbamos a presionar, porque era nuestra forma de contribuir a la reforma agraria. Tomar tierras, ahora, es una forma de apoyar el gobierno de Lula, no de enfrentarlo. La llegada del PT dio muchas esperanzas a la gente. Los campamentos crecieron mucho en estos meses, porque la gente está entusiasmada. Y por eso hemos vuelto a tomar tierras: es una necesidad. Ahora, presionamos para que Lula destine tierras, así no tenemos que tomarlas. Estamos en un momento de negociación. Pero si nos cruzamos de brazos, la reforma agraria no va a llegar.
–¿Qué piden concretamente?
–Estamos elaborando un Plan Nacional de Reforma Agraria, entre las familias del MST, para ver cómo se debe distribuir. Queremos que se incorpore el crédito, la educación, la cultura, la comercialización. Porque el asunto no termina en la distribución, sino en la permanencia. Durante el gobierno de Cardoso se entregaron muchas tierras a miles de familias, pero después la gente no tuvo cómo mantenerse. Además de tierras, queremos una reforma a las leyes actuales: que se acote el límite de hectáreas por propiedad. Hay que terminar con 500 años de una cultura de dominación.
–¿Qué evaluación hace a dos décadas de existencia del MST?
–El MST nació oficialmente en 1984, aunque las primeras tomas de tierras comenzaron a suceder entre el ‘78 y el ‘79, durante la dictadura brasileña. El año que viene cumpliremos 20 años oficiales. El movimiento involucra a 1,5 millón de personas: 300.000 familias asentadas y 100.000 familias acampando a la espera de tierras.
–¿Cómo buscan las tierras?
–A veces, la gente ocupa tierras para evitar posibles remates que hace el Estado, por ejemplo, cuando encuentran tierras destinadas al cultivo de cocaína o marihuana. A veces hay tierras que no están explotadas desde hace décadas. Hay distintas formas.
–¿Cómo se organizan una vez asentados?
–El MST intenta crear una estructura, aunque después se pide que el Estado garantice su permanencia. Se instalan escuelas, facultades para los militantes, organizamos cooperativas, pero sobre todo conquistamos una moral política. Ese ha sido nuestro mayor triunfo. Hemos creado una identidad “sin tierra” nacional. Con la diversidad cultural de Brasil, ésa es una conquista importante.
–¿A qué llama “moral política”?
–El movimiento logró consolidar valores de solidaridad, de cooperativismo, de estudio y aprendizaje. Esa es la moral política.