CULTURA › UNA SUBASTA EN LONDRES, CASI SIN COMPRADORES
Borges cotiza demasiado alto
Los precios excesivos y el escándalo por un ejemplar presuntamente robado de la Biblioteca Nacional conspiraron contra la subasta de Bloomsbury. De 238 artículos, sólo se vendieron 84, a una quinta parte del precio original.
Por Marcelo Justo
La subasta más importante de manuscritos, libros y objetos de Jorge Luis Borges terminó ayer en fiasco y polémica en la Bloomsbury Sales Auction de Londres. De la espectacular colección de 238 artículos que incluían 18 manuscritos autografiados, más de 100 primeras ediciones y hasta una colección de discos, sólo se vendieron unos 84 lotes por unos 160 mil dólares, una quinta parte del precio de base original. Para colmo, después de la subasta, el dueño de la colección, el italiano Massimo de Caro, amenazó con iniciar una demanda judicial por cuatro millones de dólares por perjuicios, sin especificar a quién. Según el italiano, el escándalo en torno de la primera edición de Fervor de Buenos Aires fue responsable del fiasco. Esta primera edición fue retirada del catálogo debido a que estaba retenida por la Justicia argentina, tras la denuncia del coleccionista argentino Alejandro Vaccaro de que era el ejemplar robado de la Biblioteca Nacional en 2000. “El asunto está en manos de mis abogados. Ellos decidirán a quién demandar”, dijo De Caro.
Vaccaro se encontraba entre las 25 personas que participaron de la subasta y negó que el escándalo por el ejemplar de Fervor de Buenos Aires tuviera algo que ver con el fiasco. Según Vaccaro, el problema fue que los precios estaban muy por encima de lo que el mercado está pagando por este tipo de artículos. Sin intercambiar mirada con Vaccaro, Massimo de Caro aseguraba que por la mañana había existido una oferta que se adecuaba al precio de base de la colección, de unos 760 mil dólares. “Esta oferta fue retirada por el escándalo”, aseguró.
Entre las obras que alcanzaron una mayor cotización estuvieron el manuscrito El verdugo piadoso, parte de un “Estudio Preliminar” en La Divina Comedia y la colección casi completa de la revista literaria Sur, adquirida por 15.500 dólares. El poema “Rusia”, publicado por primera vez en la revista Grecia de Madrid en 1919, fue otro de los manuscritos autografiados vendidos ayer. Adquirido por unos 10 mil dólares, “Rusia” pertenece a un libro llamado Los ritmos rojos o Los salmos rojos, en honor a un fenómeno que estaba sacudiendo los cimientos del naciente siglo XX: la revolución bolchevique. El poema descubre un Borges juvenil desconocido para la mayoría, el que abrazó con efímero fervor la Revolución Rusa.
Otra reliquia de la prehistoria borgeana es el manuscrito autografiado Joyce y los neologismos, que apareció por primera vez en 1939 en Sur, la revista literaria que dirigía Victoria Ocampo, y revela su atracción por los neologismos, como vía para superar las limitaciones de toda lengua. En palabras del mismo Borges, se trataba de una búsqueda experimental de “amillonamiento del lenguaje”. El precio base del manuscrito era de 60 mil dólares y quedó unsold (sin vender), como repitió en más de cien oportunidades el rematador Ruppert Powell.
Dos coleccionistas privados identificados como Salvador y Shaw, que pujaron a distancia a través de intermediarios, se llevaron siete de las piezas por un total de unos 90.000 dólares. Por su parte, un coleccionista y librero italiano, Paolo Pampaloni, adquirió veinte primeras ediciones, entre ellas Elogio de la sombra y El oro de los tigres. El italiano no compartía el malhumor de su compatriota De Caro y comentaba a los cuatro vientos que había conocido a Borges en la Toscana y que ya tenía unas “cincuenta primeras ediciones del escritor”. Pampaloni se situó entre los que responsabilizaban a los altos precios por el decepcionante resultado de la su-basta. El rematador y director de Bloomsbury, Ruppert Powell, reconoció que la oferta se quedaba muy lejos del precio mínimo establecido, pero expresó su esperanza de que en los próximos meses se pudieran vender muchos de los objetos que nadie adquirió. “Es muy triste, porque se tardó 25 o 30 años en reunir esta colección que ahora está dividida en partes. Era una colección muy buena y con muchas cosas muy especiales. Es obvio que el precio era muy alto porque la gente no lo adquirió. Pero no me extrañaría que en los próximos meses se venda el resto. Es la naturaleza misma de las subastas”, dijo Powell tras la puja.
En la puja también participó el flamante embajador en Londres, Federico Mirré, que adquirió por precios que no superaron las 50 libras primeras ediciones de Martín Fierro y El compadrito para donarlas a la Biblioteca Nacional de la Argentina. “Me hubiera gustado comprar más, pero no me alcanzaba el alpiste”, explicó el embajador. Entre la parafernalia de objetos que pertenecieron al escritor había obras de su biblioteca y la de su familia, cuatro medallones conmemorativos, un busto y hasta una colección de LP del escritor con las grabaciones completas de las conferencias que dio en el teatro Coliseo en 1977, publicado como Siete noches. Ninguno se vendió. Tampoco un objeto que debería haber sido emblemático para el fetichismo de los coleccionistas: un puñal con una inscripción en finlandés que, en obvia referencia a los compadritos de sus cuentos, le regaló el poeta estonio Ivar Ivask.