TALK SHOW
Son amores
Miss Match, o de cómo Alicia Silverstone juega a ser Cupido
Por Moira Soto
Ella no es exactamente una casamentera (aunque así se define ella misma) a la vieja usanza porque, antes que concertar matrimonios, apenas intenta arrimar corazones solitarios, desencantados, ansiosos; menos aun se puede decir que Kate Fox, la protagonista de la nueva serie abogadil “Miss Match” (miércoles a las 21 por la señal de cable Fox), sea una celestina, alcahueta, o para decirlo al rancio estilo español, una zurcevoluntades, puesto que no se trata de una persona que procure y encubra amores ilícitos. En verdad, la gentil e intuitiva favorecedora de amores (hasta ahora heterosexuales) entre amigas/os y conocidas/os es más bien una heredera modesta del dios griego Eros –Cupido para los latinos–, generador de esa fuerza fundamental que asegura la continuidad de las especies, incluso la cohesión interna del cosmos. Eros, inspirador de poetas, músicos, artistas plásticos, es un personaje juguetón y caprichoso, siempre inquieto e insatisfecho. Representado a menudo como un niño o un adolescente, alado, con el arco y las flechas a sus espalditas (cuando no las está disparando) y una antorcha en la mano, sus herramientas para herir y encender los corazones.
Bueno, lo de Kate no es para tanto, sus poderes son más limitados y sus acciones, más sensatas. Su profesión de abogada que atiende numerosos casos de divorcio le viene al pelo para contribuir a deshacer entuertos y conocer gente que puede conocer a otra gente que ella ya conoce. En vez de arco y flecha, ella se maneja con el celular, sobre todo para hacer el seguimiento de las parejas que ha contactado, dar sugerencias y hacer que sus integrantes cumplan cierto código de honor elemental. Porque la lawyer Fox es sobre todo una chica honesta, de buen corazón (vacante, por el momento, pero sospechamos de su entendimiento con Michael, el tipo al que le ha conseguido novias equivocadas), capaz de tomar el caso de un joven baterista que sospecha que es el padre del hijo que tuvo una ex novia pocos meses después de dejarlo, aunque no tenga plata para pagar los servicios del bufete que comanda el avezado Jerold Fox, indulgente padre de la protagonista (Ryan O’Neal, comediante encantador en su rolliza madurez).
Quizás ustedes hayan visto Clueless (estrenada aquí como Ni idea), la comedia que lanzó a Alicia Silverstone, de 18, la adolescente que venía de hacer una trilogía de videos para Aerosmith. En ese film, con la misma frescura que irradia en “Miss Match”, Alicia encarnaba a Cher –versión aggiornadísima de la Emma de Jane Austen–, una niña rica, bonita y consentida a la que le encantaba digitar vidas ajenas armando parejas en pleno Beverly Hills. Algo que ver con la Kate Fox de esta nueva y recreativa serie. Digamos que es una Cher que ha crecido, no cultiva el mundo de las apariencias ni es adicta a la moda (aunque siempre está impecablemente vestida). Es decir que los valores que adquiría Cher al cierre de Clueless, Kate los ha desarrollado y los practica cotidianamente. Sin asomo de solemnidad, claro, que ésta es una comedia con una protagonista bienintencionada pero falible, que puede confundir una buena sesión de masajes, torsiones y apretones con un coup de foudre. Pero estaba escrito que el quiropráctico no era su alma gemela. ¿Cuánto faltará para que Kate y Michael hagan cortocircuito?