CULTURA
El planeta de los niños baja al Jardín Japonés
Espectáculos de teatro y títeres, talleres y juegos conforman la oferta de actividades que propone La Feria de los Chicos, un encuentro pensado para que padres e hijos se crucen con los hacedores de la cultura infantil.
Por Sandra Chaher
Como todos los años, desde abril de 2002, el Jardín Japonés será la sede de La Feria de los Chicos o Expoplanetario, un emprendimiento de la revista-guía Planetario. Hoy a las 10 de la mañana empezará la tercera edición de este encuentro, pensado para que padres e hijos conozcan a los hacedores de la cultura infantil (desde los artistas a los diseñadores de indumentaria o juguetes). Talleres de arte, cocina, acrobacia, danza; recitales; espectáculos de teatro y títeres; actividades corporales; juegos; torneos de ajedrez y karaoke; y más 40 stands estarán durante tres días al alcance de las familias.
La primera Feria de los Chicos se hizo en abril de 2002, en medio de la crisis económica y social. “Fue una jugada muy fuerte –dice Fabián Saidón, director de Planetario–. Nosotros la teníamos planificada desde el año anterior, pero llegado el momento nadie tenía efectivo, todos estaban deprimidos. Pero también era importante hacerla por la revista, que estaba atravesando un momento difícil con el aumento del papel, y la feria era la posibilidad de hacerla crecer. Y lo que pasó superó todas nuestras expectativas, en gente y en ventas. Vinieron 12 mil personas. Mi lectura es que con la crisis se profundizó algo que tiene que ver con la cultura argentina: el espacio que se les da a los chicos en las familias, sobre todo de clase media. Este es un país donde la gente sigue teniendo hijos y en el que los padres están dispuestos a sacrificar deseos de ellos en función de los chicos. Esto en el 2002 se vio reforzado por lo que se estaba viviendo. El trabajo estaba mal, la política también, y la gente se refugió en sus hijos. Y hubo un auge de la producción de objetos para chicos y de actividades que ya no paró. Nosotros tuvimos la suerte de canalizar esa energía y esos días fueron una fiesta que además nos sirvió para darle un impulso importante a la revista en auspiciantes y en llegada a la gente.”
En abril de 2003, La Feria de los Chicos convocó a 25 mil personas. Los stands pasaron de 55 a 70, el Jardín Japonés fue literalmente tomado y las expectativas fueron nuevamente superadas. Para este año, la gente de Planetario amplió la convocatoria a tres días, desde el 23 al 25 de abril y modificó levemente la propuesta en función de facilitar la estadía del público. Los talleres funcionarán en forma permanente, los espectáculos musicales se realizarán en una carpa en la parte trasera del predio y los stands bajaron a 40. Pero además, hay una primicia: si todo sale como se espera, desde este año habrá dos Expoplanetario por año, la segunda en octubre, y también en el Jardín Japonés, un espacio que si bien está quedando chico, fascina a los organizadores.
Saidón, que venía del diseño gráfico y la edición de revistas, fundó Planetario hace cinco años, en junio del ’99, en medio del nacimiento de su segunda hija. “Había mucha información de actividades para chicos que estaba dispersa. La idea era hacer una guía para padres de chicos de 0 a 12 años, pero con el tiempo nos dimos cuenta de que el corte se hace a los 8 o 9 años, que es cuando las propuestas empiezan a surgir de los mismos chicos.” Planetario es fundamentalmente una guía de servicios y actividades de distribución gratuita, que tira 50 mil ejemplares mensuales y que con el tiempo fue incorporando secciones de revista (entrevistas, recomendaciones, notas). Pero el 80 por ciento de las páginas están cubiertas por avisos multicolores que anuncian desde organización de fiestas de cumpleaños hasta resguardos para balcones y terrazas. En marzo de 2003 cambiaron el formato y parte de los contenidos: el tamaño se agrandó y se incorporó la recomendación de libros y CD; y un bonus track con propuestas para los papás. “Es un mimo que queríamos hacerles a los padres”, concede Saidón, que tiene dos niños y, por lo tanto, sabe del difícil oficio de la pater-maternidad.