CULTURA
La primera edición sin erratas de “El Quijote”
Desde 1605, las versiones que se conocían de la obra más importante de la historia de la literatura española incluían la friolera de 2 mil erratas, por el apuro de Miguel de Cervantes Saavedra en publicarla.
Por M. José Díaz de Tuesta*
Desde Madrid
Miguel de Cervantes Saavedra fue en algunas cuestiones un hombre demasiado confiado. Tras escribir lo que sería la primera parte de El Quijote, entregó a la imprenta un original poco claro. No tenía en cuenta que las imprentas del siglo XVII eran bastante malas y desordenadas. Para colmo, en la copia que usaron en la imprenta, Cervantes introdujo algunas correcciones que no hicieron sino confundir más a los impresores. Estos, además, tuvieron que trabajar al límite para sacar la primera edición. Se tardó sólo dos meses, un tiempo record para el ritmo de entonces. Esta carrera de obstáculos dio como resultado una primera edición en la calle con más de 2 mil erratas. Ocurría en 1605 en Valladolid, que era donde estaba la Corte y por lo tanto el centro de la promoción del libro. Dos semanas más tarde, esta obra se convertiría en uno de los éxitos de la época.
La edición de Don Quijote de la Mancha dirigida por el filólogo y académico Francisco Rico (Barcelona, 1942), que acaba de aparecer intenta acercarse con la máxima fidelidad al original maltratado de Cervantes, eliminando las 2 mil erratas, repetidas siglo tras siglo. Un ejemplo: el título del capítulo primero: “Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de la Mancha”. La palabra valiente no figuraba en el texto hasta hoy. “La palabra valiente, que no es ninguna tontería, se recoge aquí por primera vez en una edición de El Quijote, de tal manera que llegamos a lo que quería decir Cervantes, pero no fue publicado”, plantea Rico. “El texto, entonces, es el más cercano al que salió de las manos del autor, incluso más que la primera edición”.
Esta obra, que ha cuidado mucho la presentación, la tipografía y la calidad del texto, se basa en la gran edición patrocinada por el Instituto Cervantes que Rico preparó en 1998, que supuso la culminación de seis años de investigación por parte de 100 especialistas dirigidos por el académico. Ambas ediciones mantienen la calidad del texto, sin embargo la actual no contiene tantas precisiones como la anterior. “Filtra la erudición de ‘El Quijote’ –apunta Rico–, vuelve a la historia entera del texto de la cual sale un texto crítico, pero da los resultados de la erudición sin necesidad de contar todo el proceso. Es un Quijote para el buen lector más que para el erudito”.
La obra contiene, además del texto crítico de Francisco Rico, las notas a pie de página redactadas por él y por Joaquín Forradellas, una amplia introducción de Fernando Lázaro Carreter y prólogos de estudiosos como Jean Cannavaggio o Sylvia Roubaud. A este nuevo Quijote ya le ha salido un seguidor: Cannavaggio, autor de una biografía de Cervantes galardonada con el premio Goncourt, publicará en la colección Pléiade (editorial Gallimard) una nueva traducción del Quijote siguiendo el texto de Rico.
Las ilustraciones también son especiales. Para esta lujosa edición, que cuesta 60 euros 54 dólares), no se recurrió a un dibujante o a un pintor. Se siguió un criterio artístico inspirado en la evolución histórica de la obra. Así, las láminas reproducen los grabados de la primera edición española ilustrada (Madrid, 1674), realizados por Diego de Sagredo con un vigor y claroscuros pregoyescos. Goya siempre albergó la idea de ilustrar el Quijote entero, pero del proyecto sólo se conservan dos estampas, un boceto y el dibujo que preparó para la edición de 1780. Este Quijote del siglo XXI viene acompañado de un CD rom cuyas posibilidades de búsqueda son infinitas. Sin embargo, antes de caer en la tentación, Ricoadvierte categórico: “No se puede leer El Quijote en Internet. Se puede y se debe consultar, pero el placer de la lectura también es físico”.
A lo largo de la historia hubo docenas de ediciones señeras. Tras la aparición de la primera parte en 1605, la segunda se publica en 1615. Después salen unas cuantas ediciones en Madrid, en 1635. Un momento clave se produce en 1662, cuando aparece en Bruselas. Este es El Quijote que circulará durante mucho tiempo y del que saldrán reimpresiones o imitaciones. En el siglo XVIII hay multitud de ediciones de lujo como la que circuló en Londres (1738) en cuatro tomos. La nueva edición, parece, resume casi cuatro siglos de investigación de la obra magna de la literatura en castellano.
*De El Pais de Madrid, Especial para Página/12