CULTURA › OPINION

La utopía poética

Por Graciela Maturo *

Mi libro Julio Cortázar y el Hombre Nuevo, que presento en nueva versión ampliada y actualizada, apunta a definir la personalidad y el pensamiento de Cortázar; busca establecer los ejes vertebrales que dan sentido a sus juegos y creaciones y los convierte en piezas de una totalidad coherente. Julio Cortázar es fundamentalmente un poeta, aunque la poesía como género no sea su mejor ni más característica vía expresiva. Su mirada es la del poeta, que construye su poética y asume una permanente defensa de la poesía. Aunque no puede negarse en él su temple surrealista, se identifica más con Keats y Rimbaud que con André Breton. Su veta poética aborda la humorística, siguiendo a Macedonio y Marechal. También hay en Cortázar una mente científica que le permite analizar su vida poética y dar cuenta de ella en penetrantes ensayos. Late en sus obras una antropología, una aspiración a cambiar la vida, como lo quería Rimbaud, y hasta cierto espíritu místico-religioso, progresivamente liberado de adhesiones confesionales. Pertenece a la tradición del humanismo sin aditamentos, como lo prueba su último poema Negro el diez, con su entrega ultrarromántica al misterio de la muerte, encarnado en la negrura absoluta, el “padre” abisal.
Cortázar merece ser tenido en cuenta como pensador por su continuo trabajo sobre el conocimiento y el hombre, sus conceptos sobre la realidad, las leyes del cosmos, la cultura contemporánea, la historia, el arte, la creación, el lenguaje, la traducción y muchos otros temas. Se anticipó a la crítica de la Modernidad sin incurrir en la trivialización cultural de algunos europeos posmodernos. No he ignorado en mi libro su compromiso político, fruto de la conversión ética vivida por un artista individualista, que se identificó en un momento con la Revolución Cubana, puso luego sus esperanzas en Nicaragua, y comprendió a medias al peronismo. De todos modos su opción por la causa latinoamericana fue irrevocable y debe ser respetada. No obstante, su singularidad como escritor reside, a mi juicio, en su indagación poética, y el hombre nuevo que dibujan sus obras no es solamente un sujeto social sino un sujeto trascendente ligado a un horizonte metafísico. La suya es una utopía poética, una apuesta a la transformación total del hombre en una etapa nueva.

* Investigadora, poeta y ensayista.

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