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La escena era la misma. El público de pie en un Luna Park colmado, revoleando alguna prenda para que la escenografía fuera más imponente. Si hasta a Jon Uriarte se lo veía con la mirada perdida, quizá tratando de rememorar lo que él había vivido 20 años atrás. Ahí abajo, un grupo de doce hombres hacía fuerza para meterse nuevamente en la historia. La Selección Argentina de Vóleibol acababa de vencer por 3-1 a Bulgaria y los duendes de 1982 ya comenzaban a sobrevolar por la estructura de Corrientes y Bouchard. El lugar entre los ocho mejores del mundo ya está asegurado, y ahora las ilusiones empiezan a agigantarse cada vez más. El encuentro de hoy –desde las 20.10– ante Italia sólo servirá para determinar el primer puesto del Grupo G. Más allá de que ambos equipos continuarán en el campeonato del mundo, el resultado será importante para esperar al próximo rival, que saldrá del grupo de Brasil y posiblemente Francia, si hoy consigue una victoria.
Pero el camino del éxito comenzó a transitarse desde el comienzo. Argentina empezó con algunas imprecisiones ante los búlgaros, pero rápidamente logró ponerse al frente con los saques de Bidegain, quien anoche se convirtió en la gran figura de Argentina. El servicio de los locales fue fundamental para desconcentrar a los europeos, que no sólo fallaban en la recepción sino también en el ataque. Sólo el opuesto Nikolov –máximo anotador del certamen– hacía mantener en juego a los visitantes. El seleccionado local llegó al segundo descanso técnico con el marcador a su favor por 16-10; sin embargo, cuando parecía que se afirmaba en el juego, Bulgaria se acercó a sólo dos puntos (16-14). De todas maneras, Argentina no dudó en los momentos de definición, y con el aporte de Elgueta y Milinkovic en ofensiva, se llevó el primer set por 25-20.
El envión del primer set continuó para los argentinos, e iniciaron el segundo parcial adueñándose de la iniciativa del juego. Con gran actitud en defensa, y al mismo tiempo con gran efectividad en ataque, Argentina se puso adelante por 7-3. A pesar de ese buen comienzo, los búlgaros pudieron acercarse otra vez a dos puntos para que hubiese más paridad en el partido. Argentina erró mucho en ataque, y los visitantes aprovecharon para igualar en 16. En ese pasaje, Milinkovic no tuvo precisión en sus remates, la defensa no funcionó como antes, y también Spajic era bien tomado por el bloqueo rival. Bulgaria se puso adelante por 20-17, y logró mantener el orden para igualar el partido luego de ganar el set por 25-22.
El equipo de Carlos Getzelevich no se desconcentró por la pérdida del segundo parcial, y tampoco se complicó para pasar a dominar por 10-6 en el tercero. Bidegain cumplía su mejor noche en el Mundial (24 puntos de ataque), y ahora también sumaba con remates de zaguero. La diferencia fue creciendo hasta llegar al segundo tiempo técnico con ocho puntos arriba (16-8). Ahí Bidegain también tenía tiempo para recuperar pelotas en defensa, y que luego Milinkovic se encargaba de transformarlas en puntos. El equipo local cerró con gran contundencia el parcial, y la diferencia de once puntos (25-14) explica la superioridad que tuvo sobre su rival.
Con la necesidad de explotar todas sus chances sabiendo que se despedía del Mundial, Bulgaria salió a arriesgar más en el cuarto set. Esa presión comenzaba en el saque, y continuaba con mayor agresividad en la defensa. A pesar de ello, Argentina supo controlar ese comienzo y lentamente fue quebrando el orden de los europeos. En consecuencia, fue sacando diferencias hasta mantener una distancia de tres puntos.
En el final, los errores de los visitantes en el ataque le permitieron al conjunto local ganar el set por 25-19. Todo finalizó con un “ace” de Milinkovic, que fue acompañado por un Luna Park que parecía temblar. El voley volvía a conseguirlo...