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Curiosa actitud la de Américo Gallego, cuestionando plañideramente el “sorteo” –las comillas son intencionadas– de partidos para el próximo certamen Apertura que comenzará a mediados del mes de agosto.

El técnico de Independiente centra su cuestionamiento en que deberá enfrentar a los grandes como visitante –como si los “grandes” lo fueran realmente en cualidades futbolísticas– y a una imaginada sucesión de enfrentamientos “difíciles”.

Arguye, como corolario, que quizá se lo haya perjudicado a él por no haber ido a “algún lado”.

No solamente llama la atención porque, en última instancia, el torneo se juega en una sola rueda todos contra todos, sino también porque cada vez pesa menos el hecho de ser local o visitante –salvo, por cierto, algunas excepciones— y porque en el recientemente finalizado Clausura 2009 quedó en claro la asombrosa paridad entre casi todos los participantes, con llamativas irregularidades y con impensadas victorias de quienes peleaban el descenso con quienes aspiraban al campeonato.

Gallego no se detiene para nada en el análisis del juego del equipo a su cargo en el primer semestre del año ni tampoco en la posibilidad de que algunos de los fantasmas que lo preocupan estén vinculados con la interna de Independiente o la relación inamistosa entre los dos Julios, Grondona y Comparada.