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El ultraderechista canciller israelí Avigdor Lieberman fue el invitado de “lujo” de un encuentro organizado por la Unión Industrial Argentina en un hotel céntrico porteño. El hombre, cuyo partido Israel Beitenu –socio de la alianza gobernante–, propone leyes que discriminan a la minoría árabe en Israel, dio una breve alocución en la que advirtió al público argentino del “peligro” que significa un Irán nuclear y dijo que su país tiene voluntad de “dialogar sin precondiciones” con los palestinos y los sirios, pero olvidó mencionar la última invasión a Gaza.

Lieberman es alto, robusto, una imagen que coincide con su antigua profesión de patovica de discotecas. A su derecha se sentó el titular de la UIA, Héctor Méndez, y a su izquierda, el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli. El ministro de Exteriores afirmó que Israel quiere dialogar “sin precondiciones” con Siria y la Autoridad Palestina. Sin embargo, el diálogo excluye a Hamas, la facción palestina que gobierna en la Franja de Gaza. Tampoco habló de congelar los asentamientos de los colonos, un requisito que le pide Estados Unidos para poder empezar a hablar de paz con los palestinos. Lieberman dijo que Irán representa una amenaza no sólo para Medio Oriente, sino para el mundo. Pero no se refirió a las armas nucleares israelíes.

Si bien estos son temas de las relaciones internacionales, la política de Lieberman y su partido nacionalista Israel Beitenu (Israel nuestro Hogar) tiene más que ver con la resistencia de los habitantes de los asentamientos a una negociación. “Lieberman y el actual gobierno de Benjamin Netanyahu promueven el apoyo a la expansión de los asentamientos de los colonos, el mantenimiento y empeoramiento del sitio a Gaza, y la restricción de movimiento de los palestinos en Cisjordania”, señaló el académico Bashir Bashir, de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

También su política tiene más que ver con la discriminación a la minoría árabe, un 20 por ciento de la población en Israel. Su partido ya presentó varios proyectos a la Knesset (Parlamento) que apuntan a su marginación. El Comité Ministerial Legislativo desaprobó la propuesta de exigir un juramento de lealtad al Estado judío a todos los israelíes. “Sin lealtad no hay ciudadanía”, fue un slogan de campaña de Lieberman en enero pasado. Provocó gran polémica al exigir que los alumnos de todos los colegios del país, judíos y árabes, canten el himno cada mañana o declaren su fidelidad a la bandera. El político exige también que los árabes de Israel cumplan el servicio militar, como cada judío, o hagan un servicio social en los hospitales en su comunidad.

Una comisión legislativa del gobierno israelí sí aprobó otra propuesta de Israel Beitenu. La que considera un delito punible con tres años de arresto la conmemoración en el país de la Nakba, o sea la “catástrofe” que representa para la minoría palestina la creación del Estado de Israel, en 1948. No se le puede objetar que aún con estos planes en mente, Lieberman lograra convertir a una facción secundaria en la tercera fuerza política de Israel.

Por lo dicho anteriormente, Página/12 le preguntó a Daniel Funes de Rioja, titular del departamento legal de la UIA, por qué un canciller señalado de racista es el invitado vip del Encuentro Internacional de Uniones Industriales. “No hablo de política... tenemos un norte muy claro, en base a la paz y la armonía. Están dadas las condiciones para que Argentina e Israel desarrollen más su comercio, Israel puede proveer de tecnología y no-sotros de recursos humanos.” A su lado Rodolfo Achille, de la Cámara de Autopartistas, asiente y agrega: “La economía va por un lado, la política por otro. Hay muchos sectores donde Argentina tiene espacio para de-sarrollar”.

Ayer Lieberman hizo hincapié sobre la necesidad de que se duplique el mercado comercial entre ambos países y que se ratifique el Tratado de Libre Comercio con el Mercosur. “La cooperación entre ambos puede traer prosperidad”, dijo el superhalcón. Mañana seguirá su gira por América latina, en busca de apoyos a la política de Israel.