Jueves, 24 de septiembre de 2009 | Hoy
DEPORTES › INSóLITO ESCáNDALO EN EL FúTBOL BúLGARO
Por Ariel Greco
El cuento del tío, pero adaptado al fútbol búlgaro. Una situación inédita y hasta inverosímil se vivió el pasado fin de semana con el clásico nacional entre el CSKA Sofía y el Levski, dos de los equipos más populares del país. Tanto que el primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, se interesó en el tema y pidió que se abriera una investigación: se supone que una mafia relacionada con las apuestas engañó a los dirigentes del Levski con una millonaria operación de venta de cuatro de sus mejores jugadores, que no pudieron disputar el clásico por encontrarse en un viaje relámpago en Moscú. ¿El resultado? Un doloroso 0-2 para el Levski, que motivó, además, una gresca que concluyó con seis heridos y 54 detenidos.
En la semana previa al encuentro, un fax con membrete del Rubin Kazan, club ruso en el que se desempeña el ex River y Quilmes Alejandro Domínguez, llegó a las oficinas del Levski, con la intención de comprar a cuatro de sus mejores futbolistas: el defensor Zhivko Milanov, el central marroquí Youssef Rabeh, el volante macedonio Darko Tasevski y el puntero brasileño Ze Soares. Pese a la proximidad del compromiso, la delicada economía del club motivó que sus dirigentes aceptaran la transferencia, casi sin pensarlo. Ni siquiera los hizo sospechar que los libros de pases en Europa están cerrados desde el 31 de agosto. La cantidad de casos de gripe porcina que afectaban al plantel ruso había generado una supuesta extensión especial que posibilitaba las transferencias.
Ante esa situación, los cuatro futbolistas viajaron a Moscú para someterse a la revisión médica, de acuerdo con las pautas que fijaba la operación. Allí, según lo que afirma el diario As, de España, los esperó un emisario del Rubin Kazan que se identificó como Mark Berger, que los ayudó para iniciar los trámites, pero muy pronto desapareció sin dejar rastros, más allá de un número de un teléfono celular. Sin posibilidad de contactarse con los supuestos compradores ni con el número del contacto, los dirigentes del Levski empezaron a intuir de que se trataba de un engaño. En definitiva, el club ruso se desligó de la operación, con lo que la sospecha inicial quedó comprobada.
De inmediato, la idea fue que los cuatro futbolistas regresaran a Sofía, para tratar de jugar el clásico. Sin embargo, las combinaciones aéreas lo impidieron. Y tras el 0-2 frente al equipo del ex goleador Lubo Penev, el ridículo institucional motivó una lluvia de críticas y burlas. “Falta de sentido común”, es la frase elegida por la prensa búlgara. Más duros son los propios hinchas, que increpan a sus directivos por la “absoluta falta de cordura e incompetencia”. Además, los acusan de haberle entregado el título en bandeja a su clásico adversario “de un modo tan estúpido que nos hace parecer los idiotas de Europa”. Con la derrota, el Levski quedó a siete puntos del CSKA.
El director ejecutivo del Levski, Konstantin Bazhdekov, intentó justificar el accionar de la entidad, sin ningún éxito. “Había un principio de acuerdo”, aseguró, aunque reconoció que se pudo haber tratado de “una jugarreta sucia”. Por su parte, Tasevski no quiso problemas con los hinchas. “Pregúntenles a los dirigentes por el asunto. Yo no tengo ni idea y estoy enojado porque las cosas hubiesen sido diferentes con no-sotros cuatro en el campo”, remarcó el volante de la selección de Macedonia. Lo cierto es la sospecha pasa por la mafia de las apuestas y ya se transformó en una cuestión de Estado. Y en un auténtico “cuentov del tíov”.
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