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La Secretaría de Energía definirá en los próximos días el precio del biodiesel, insumo que se deberá incorporar en el gasoil desde el año próximo. La regulación estatal no amedrenta a los fabricantes de ese combustible, núcleo integrado por empresas conocidas como Aceitera General Deheza, Corporación América y Dreyfus, entre otras. Estas compañías aseguran que el valor del biocombustible les garantizará un ingreso atractivo, al tiempo que les brindará certeza de cuánto podrán vender al mercado interno. También estarán reconfortados los productores sojeros, ya que el 20 por ciento del aceite derivado de la oleaginosa se utiliza para elaborar ese carburante.

Por ahora, ese tipo de combustible está destinado a la exportación. Argentina vende al exterior alrededor de 900 millones de dólares, tendencia que promete cambiar a partir del 2010, ya que la Ley de Biocombustibles obliga a partir de ese año a incorporar hasta un 5 por ciento en la elaboración del gasoil y de las naftas.

Ese objetivo se presenta difícil en el caso de las naftas, puesto que requieren para la mezcla el bioetanol, derivado de la caña de azúcar. Hoy apenas se produce un 30 por ciento de los 250 millones de litros que serían necesarios para abastecer la demanda de las refinadoras. Por ese motivo esa meta fue pospuesta hasta el 2011, habilitando a los ingenios azucareros para sumarse al negocio.

Pero la situación es diferente en el caso del biodiesel. Hoy se elaboran en el país 2000 millones de litros, contra los 700 millones que demandarán las refinadoras el año próximo para hacer el “corte” correspondiente. Se exporta a unos 80 centavos de dólar el litro (3 pesos) y la incógnita a despejar en los próximos días es a qué valor se comercializará localmente. Para ello la Secretaría de Energía diseña una fórmula para definir el precio de referencia. Al mismo tiempo, abrirá un registro para que cada empresa exponga cuánto está dispuesta a vender en el país a ese valor en los próximos doce meses. Organizar esta nueva actividad obligó al Ministerio de Planificación a coordinar con las automotrices y las petroleras. Las terminales están interesadas en que la calidad del producto no comprometa la performance de los vehículos. Y las refinadoras se preocupan en que no suban sus costos de producción, situación que las fábricas de biocombustibles descartan. “A lo sumo se puede encarecer 2 o 3 centavos el gasoil, pero nada las naftas”, aseguran Fernando Peláez y Gabriel Obrador, titular y vice de la Cámara Argentina de Biocombustibles. El bioetanol (complemento de las naftas) ya tiene un precio calculado por el Gobierno, que se actualiza en función de una fórmula ya preestablecida. Sin transporte, el precio salida de fábrica de ese producto es de 2,31 pesos por litro (63 centavos de dólar). Bastante más caro que los derivados del petróleo pero, en la medida que se utilice en una proporción baja para hacer la mezcla, podría no comprometer el precio final. Otro dato a tener en cuenta es que en Argentina el biodiesel se produce exclusivamente con aceite de soja, descartando otras materias primas que sí se utilizan en el mundo. De este modo, fabricar gasoil verde apuntalará la demanda interna de ese cultivo. En particular, si se considera que la ley prevé subir hasta el 20 por ciento la proporción de ese producto en el futuro gasoil mixturado. Según argumentan los empresarios del rubro, el nuevo régimen de combustibles ayudaría a paliar parcialmente el déficit de gasoil, atenuando la necesidad de importarlo a los altos valores que se compra hoy en el mercado internacional.