Si en este, nuestro querido y maltratado país, se decide entre otras muchas cosas adelantar en casi medio año la fecha prevista originariamente para las elecciones, la naturalización de los desaguisados en cuanto a la organización y control de las cuestiones vinculadas con el fútbol debieran asombrar, pero no asombran.

Es que ya, por ejemplo, no pueden las exageraciones histriónicas de Pablo Lunati –patéticas en el referato entre Newell’s y Arsenal– disimular su por lo menos pésimo arbitraje para ese partido, con permisividades casi cómplices para con los jugadores de Arsenal en cuanto a “hacer tiempo” luego ni remotamente “recuperado” al decir del relator del régimen y adláteres, así como inexplicables disimulos para con la sucesión de golpes de Rolando Schiavi a cuanto portador de camiseta celeste con bandolera borravino pasara cerca suyo.

Pero hay más frutillas para el postre indigesto. Más allá de que, frente a la catarata de críticas recibidas, a último momento el Colegio de Arbitros decidió bajar a Lunati del partido entre Banfield y Tigre, vaya a saber de qué extraño contubernio entre la AFA y la corporación “fútbol para algunos” no se cumplió una vez más con lo que está archiestablecido. Organizar para la misma hora los partidos en los que participan equipos que tienen posibilidades de ganar el torneo.