Miércoles, 9 de diciembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › UNA OLA DE ATENTADOS DEJó AL MENOS 127 VíCTIMAS EN BAGDAD
Las cinco bombas, incluyendo tres que fueron detonadas por atacantes suicidas, explotaron en sucesión a lo largo de la ciudad durante una hora ayer a la mañana. Varios de los ataques apuntaban al Palacio de Justicia y al Ministerio de Trabajo.
Por Patrick Cockburn *
Los atentados con coches bomba de ayer mataron a 127 personas e hirieron a 448 en Bagdad, en una serie de ataques que dejó las calles de la ciudad llena de despojos de los autos calcinados y los cuerpos quemados de los muertos. Las cinco bombas, incluyendo tres que fueron detonadas por terroristas suicidas, explotaron en sucesión a lo largo de la capital iraquí durante una hora ayer a la mañana.
En el barrio de Dora, en la entrada sur de Bagdad, un kamikaze hizo explotar su vehículo contra una patrulla de la policía frente al Instituto de Tecnología, matando a 15 personas –tres policías y 12 estudiantes– e hiriendo a 23. Los otros cuatro atentados, que se cobraron la vida de al menos 112 personas, tenían por blanco el Palacio de Justicia, en el barrio de Mansur; el Ministerio de Trabajo, en la calle Palestina; una oficina del Ministerio del Interior en la zona de Al Nahda y el mercado Rasafi, en el centro de la ciudad.
El ataque coordinado es probable que sea obra de Al Qaida en Irak, que adoptó la táctica de lanzar devastadores ataques con bombas cada seis semanas para maximizar el impacto político y psicológico (ver aparte). Un objetivo es desacreditar la afirmación del gobierno de que la seguridad ha mejorado mucho en el último par de años. Unas 155 personas resultaron muertas en el último gran ataque por terroristas, el 25 de octubre, y más de 122 en un ataque anterior en agosto. Los ministerios de Exterior, Justicia y Comercio fueron atacados.
“Los crímenes llevan la marca del grupo terrorista Al Qaida y de los baasistas (miembros del partido Baas de Saddam Hussein), apoyados por el exterior. Los enemigos de Irak y de su pueblo quieren provocar el caos en el país y perturbar las elecciones”, afirmó en un comunicado el primer ministro, Nuri al Maliki.
El sonido de gritos y las sirenas de la policía siguieron a la detonación de cada bomba mientras una nube de humo negro de los vehículos cubría la capital. Una de las entidades impactadas fue el banco Rafidain, que albergaba el Ministerio de Finanzas, cuyo edificio fue dañado por una bomba en agosto.
Aunque el gobierno y sus críticos han afirmado que las fuerzas de seguridad habían sido infiltradas, los ataques suicidas son muy difíciles de evitar y los tropas estadounidenses no pudieron detener las mucho más numerosos bombas cuando estuvieron en control de Bagdad. “Creemos que se intentará llevar a cabo más ataques antes de las elecciones”, señaló en noviembre el general Ray Odierno, comandante de las tropas estadounidenses en Irak. Esos comicios son considerados cruciales para apuntalar la democracia y asegurar el cumplimiento del plan que prevé un completo retiro a fines de 2011 de las tropas estadounidenses que invadieron el país en 2003. Estados Unidos tiene 115.000 soldados en Irak, pero esta cifra caerá a 50.000 el año que viene, con la retirada de las tropas de combate, antes de la retirada completa a finales de 2011.
Una de las bombas ayer iba dentro de una ambulancia, y varios jueces murieron cuando un terrorista suicida entró con su auto al complejo de una Corte, al lado de zoológico en Bagdad occidental. Las calles del centro de Bagdad estaban atestadas de peatones y vehículos, de manera que el número de muertos civiles será muy alto. Los ministerios y departamentos del gobierno siempre tienen filas muy vulnerables esperando permisos o documentos.
Los atentados demuestran que Al Qaida, aunque no es la fuerza que fue anteriormente, todavía tiene la habilidad de sacar a relucir sus recursos y coordinar ataques espectaculares como el de ayer. Pero la red de Osama depende de la comunidad sunnita, que fue casi completamente derrotada por la mucho más numerosa chiíta en la guerra civil sectaria en 2006 y 2007. Es improbable que los sunnitas quieran pelear otra guerra.
Los ataques ocurrieron cuando finalmente se anunció la fecha para la próxima elección, que será el 7 de marzo. Había sido postergada por las objeciones sunnitas y kurdas en cuando a cómo se preparaban las elecciones. El resultado probablemente sea la reelección de la coalición chiíta-kurda que dominó la política iraquí desde la caída de Saddam Hussein.
Los ataques de Al Qaida no podrán cambiar el curso de la campaña electoral, aunque el primer ministro, Nuri al Maliki, será criticado por no llevar la seguridad a nada parecido a lo que él dice que logró. En una declaración que leyó ayer, Maliki dijo: “El momento de los ataques cobardes, después de que el parlamento superó el último obstáculo, confirma que los enemigos de Irak y su pueblo apuntan a sembrar el caos en el país”.
No hay motivo para que las elecciones se vean afectadas por estos ataques, aunque podrían ser interpretadas como una señal de que los árabes sunnitas de Irak no se permitirán verse marginados y responderán violentamente a cualquier intento de hacerlo. Los sunnitas lucharon contra la ocupación de Estados Unidos desde 2003 hasta 2007, pero luego se aliaron con las fuerzas estadounidenses, cuando éstas estuvieron bajo la intensa presión de los escuadrones de la muerte y las milicias chiítas.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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