Sábado, 26 de junio de 2010 | Hoy
DEPORTES › OPINIóN
Por César Luis Menotti *
Están los clasificados. Pocas certezas y toda incertidumbre. Si bien es cierto que las incertidumbres también existen desde el conocimiento, muy poco se puede analizar desde este lugar: un Mundial que ha dejado terminada la fase de grupos, contadas señales dignas de mención pero también, vale resaltarlo, premiando a los seleccionados que por rendimiento hicieron mejor las cosas en sus respectivos grupos.
Por ejemplo, Brasil desde el resguardo táctico, con la estrategia de su genética, muestra una presencia colectiva que lo sitúa como un equipo peligroso, pero sin brillo y también vulnerable.
Argentina, favorecido por la debilidad de los rivales que enfrentó, impuso y generó no respeto sino miedo, apabullando en cada presentación con una idea ofensiva punzante, hábil, sin demasiadas sociedades en lo colectivo pero con un jugador, Messi, que hoy marca una terrible diferencia. La pelota en sus pies es generadora de espacios, de peligrosidad, de desorden. Todo lo puede. Tiene la magia de lo imprevisto y todo en su participación es amenaza.
España, todavía en deuda con quienes reconocemos su potencial para combinar eficacia y estética, demostró reacción ante la adversidad para defender su juego, que es el mejor elaborado, el más claro, el que puede llegar a emocionar aun perdiendo injustamente como ocurrió en su debut.
Alemania no recuperó la memoria para desarrollar lo que hizo en el primer partido, pero ofrece la misma honesta generosidad que le exige su historia, en especial los jóvenes Ozil y Müller, capaces de darle de-sequilibrio ofensivo si encuentran la calma y la seguridad de su buen juego.
Inglaterra, por su parte, buscará el milagro de ser competitivo, no por la camiseta sino por entender este juego. Llegó a octavos de final con una buena dosis de fortuna. Los jugadores los tiene, la idea no aparece.
México presenta su equipo más flojo si tomamos en cuenta sus últimas actuaciones mundialistas. Sólo los misterios del fútbol, que los tiene, le permitirían seguir adelante.
Holanda, con la misma hidalguía futbolística, nutrida de buena técnica, de correcta elaboración y de un magnífico conductor como Sneijder, ofreció buenos pasajes de juego asociado y puede ser un candidato, teniendo en cuenta además que ya recuperó a ese delantero incisivo y gambeteador que es Robben, ausente en las primeras dos jornadas por lesión.
Un párrafo bien merecido para Chile, con una propuesta audaz, generosa y de ataque constante, aunque a veces se deje llevar por la ansiedad. Pero es su estilo. El equipo dirigido por Bielsa no debió sufrir tanto para clasificar. En la definición del grupo, planteó un excelente partido contra España, al que comprometió seriamente con orden y presión, sobre todo en el primer tiempo, y no lo dejó desplegar su juego de posesión de pelota.
Japón, Ghana, Paraguay, Uruguay, Corea del Sur, Eslovaquia y Estados Unidos intentarán sacar patente de protagonistas y lucharán por un reconocimiento. Hoy sólo sortearon un obstáculo en el Mundial. En idéntica situación está Portugal, que siempre parece y ahora tiene la oportunidad de ser. Un progreso es siempre posible pero incierto, que aparezca algo nuevo no se puede predecir, si no no sería nuevo. Apenas se puede imaginar.
Lo inesperado: Italia y su decadencia, que anunció desde el último Mundial, que paradójicamente ganó al vencer en la final a Francia. Puede recomponer la historia de su fútbol un país romántico, creativo, artístico, siempre que modifique por completo esta imagen de equipo especulativo y ríspido, al que siempre lo salvaron los buenos jugadores. Debe pensar en la grandeza de los Scirea, Maldini, Baresi, Del Piero, Totti, Causio, Antognoni, Bettega. El camino del regreso será duro.
Se dice que el conocimiento de los hechos es siempre tributario de la interpretación. Dependerá de cómo sea esta interpretación, la posibilidad de esperar que el nivel del juego se eleve. Hasta ahora, poco fútbol, pocas figuras, pocos buenos jugadores, ninguna sorpresa.
Una mención especial para dos enormes futbolistas que quizá por su posición no reciben el reconocimiento que merecen: Philipp Lahm y Gerard Piqué, el mejor marcador central que he visto desde el retiro de Franz Beckenbauer.
* DPA/Especial para Página/12.
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