A diferencia de lo que sucede en otras disciplinas, el mundo del polo suele ofrecer escenas demasiado extrañas tanto adentro como afuera de la cancha. Y si eso ocurre en el Abierto Argentino de Palermo, el certamen más importante del mundo, todo se potencia aún más. La edición 117 de este torneo finalizará hoy, cuando se enfrenten La Dolfina y Ellerstina desde las 16.30, con transmisión en directo de ESPN+, pero desde el 20 de noviembre pasado han transcurrido episodios sorprendentes.

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Los personajes que se trasladan por el campo arriban de diferentes partes del mundo, y la diversidad de idiomas está en la misma proporción que el castellano. Desde Rusia, Holanda, Inglaterra, Brasil, Australia, Irlanda, entre otros, llega el público para ver este espectáculo que está considerado como uno de los mejores. Y entre tantos visitantes, hay un irlandés, de cerca de 60 años, que llegó en agosto al país sólo para ver los tres torneos de la denominada “Triple Corona”, que incluye además el Abierto de Tortugas y el Abierto de Hurlingham. Pero este hombre le aclara a Página/12 que lo viene haciendo desde hace cinco años y que lo repetirá hasta que “el cuerpo aguante”.

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Otro de los seguidores fieles que tiene el polo es el ex goleador Gabriel Batistuta, quien también participa en campeonatos para aficionado. Pero sin duda, Batistuta encuentra placer en este ambiente al no sentir el asedio que tenía en su época de delantero. El ex Fiorentina camina relajado por los stands, compra ropa y accesorios, mientras nadie se le acerca ni siquiera para solicitarle una foto. Así, quien es mencionado como uno de los posibles colaboradores de Sergio Batista en la selección argentina se mueve como uno más a lo largo del predio.

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Entre los deportistas reconocidos también se lo puede ver al tenista Juan Martín Del Potro, tratando de olvidar un 2010 que lo tuvo inactivo por una operación en la muñeca derecha. El tandilense puede darse el lujo de visitar los palenques tanto de La Dolfina como de Ellerstina, debido a la amistad que lo une con integrantes de ambas formaciones, algo que, por su fanatismo por Boca, no haría en un superclásico Boca y River.

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El público que se ubica sobre Dorrego suele ser más pasional que el que se instala sobre la cabecera central. Por ejemplo, tres amigas que acostumbran comprar su entrada sobre uno de esos laterales cuentan que lo hacen por “el gusto por los caballos”, y también para descargarse “gritándoles algunas cosas a los jugadores”, relacionado con su perfil estético. Luego de cada encuentro se dirigen, al igual que cientos de personas, hacia esa calle que está del otro lado del campo para ver de cerca “el glamour que hay aquí”.

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El compañerismo y la solidaridad que reinan en el polo no son comnes. Entre los jugadores es muy frecuente ayudar a un rival que perdió algún elemento en una corrida, como sucedió con Adolfo Cambiaso la semana pasada, cuando se detuvo en una jugada a su favor para levantarle el taco a un adversario de Pilará. Es que los rivales de hoy pueden vestir la misma camiseta mañana. Como sucederá en 2011 con algunos de los protagonistas de este encuentro decisivo. Juan Martín Nero y Pablo Mac Donough, quienes intentarán lograr el título con Ellerstina, jugarán el año que viene junto a Cambiaso en La Dolfina. Y como ellos habrá más jugadores que tomarán otros rumbos.

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Pero el Abierto Argentino volverá a despedirse hoy con otro duelo estelar entre los mejores equipos de los últimos años, los mismos que definieron el título en 2009 en chukker suplementario. Los 39 goles de handicap por lado que habrá en la cancha seducen al más improvisado, y así la fiesta de Palermo volverá a tener su punto más alto.