No hay vuelta atrás. Si alguna vez existió la posibilidad de que en Núñez modificaran la decisión de borrar a Ariel Ortega, Juan José López se encargó de denegarla. “Para mí esto ya está terminado. Nosotros queremos que haya una disciplina adentro del grupo y para eso necesitamos gente que esté dispuesta a hacer lo mejor”, afirmó el técnico de River. Como el delantero todavía no rescindió su contrato, volvió a entrenarse ayer junto al resto del plantel. Su destino es incierto, aunque los dirigentes esperan poder ubicarlo en Newell’s. Se barajó la posibilidad de que fuese a Universidad Católica, pero José María Buljubasich, director deportivo del club chileno, ya le cerró la puerta. También existen sondeos de algunos clubes de Arabia Saudita y Qatar.

Por más que le queden seis meses de contrato, el jugador no realizará la pretemporada en Mar del Plata. Como saben que tenerlo en el plantel representa una presión, la idea de la dirigencia es poder darle una salida lo antes posible. “Si (Ortega) quiere cambiar de aire y es sano para él, yo no pondría oposición. Y si el presidente (Daniel Passarella) decide una transferencia que sea beneficiosa para el club, tampoco me opongo”, aclaró López. Más allá de haber sido muy tajante en sus dichos, el entrenador riverplatense expresó que ésas son decisiones “que uno no quiere tomar”.

Con la salida de Ortega consumada, ya comenzaron a tejerse conjeturas respecto de su futuro. El técnico de All Boys, José Romero, expresó su deseo de sumar al delantero de 36 años: “¿Por qué no podría venir Ortega? Habría que ver si él quiere, a nosotros nos gusta como juega”. Su destino natural debería ser Newell’s, ya que allí ganó el Apertura 2004 y participó en la temporada 2005. Por dichos antecedentes, la Comisión Directiva desea ubicarlo en el club rosarino. También se rumoreó la posibilidad de que fuera a Central, pero Héctor Rivoira desmintió la versión: “No está en ninguna lista, nada que ver. Hay otras prioridades y busco otro perfil”. La otra chance es que se vaya al fútbol asiático, aunque es sabido que al delantero no le agradan los destinos exóticos (en 2002 se escapó del Fenerbahce turco porque “no aguantaba más”).

Sin embargo, la desvinculación del jujeño no es tan fácil. Su contrato vence el 30 de junio y el club le debe mucho dinero por premios y primas desde hace un año y medio. Por ese motivo, Passarella se reunió con Ortega para cerrar el aspecto económico. “No juzgo a nadie, fue una decisión disciplinaria. Le deseo lo mejor”, cerró López, quien no dio marcha atrás pese a que los médicos de River constataron que el jugador efectivamente padeció una gastroenterocolitis el pasado miércoles, cuando se ausentó de la primera práctica del año.