No siempre el estado del campo, blando tras la lluvia que cayó sobre Mar del Plata durante la jornada y aun en el arranque del partido, le permitió al equipo argentino concretar con peligro sus intenciones ofensivas. Decidido a tomar la iniciativa desde el primer minuto, sosteniendo la vocación que intenta insuflarle Batista a sus equipos nacionales, a partir del toqueteo rápido en el medio, la Selección local pretendió, más que arrinconar a Ecuador en su área, monopolizar el control del balón para, a partir de allí, acercarse al arco de Elizaga.

Ecuador no estaba dispuesto a cruzar el ecuador, para decirlo claramente. No apostó a cambiar golpe con golpe contra el seleccionado argentino y se dedicó a esperar en su campo para intentar asestar algún mandoble, contragolpe mediante. Mientras la pelota la manejaron Valeri y Enzo Pérez, con el aporte de Yacob, buscaron obstruir el juego en la zona de gestación, encimando hombres sobre los dos atacantes de la Selección local, a la espera de una laguna en el fondo argentino.

Hauche, más inquietante que Mouche en el área rival, tuvo una leve oportunidad sobre los 20 minutos dentro de un planteo que controlaba pero no agredía, y la sorpresa vino tras una rápida réplica visitante, el centro desde la derecha de Salas que tomó a la defensa en retroceso, y la entrada a toda velocidad de Quiñónez, para someter a Carrizo y abrir el marcador.

Fue como un despertador para el equipo argentino, ágil pero blando como el campo. No todos los titulares habían comprendido, hasta ese momento, la importancia de aprovechar la oportunidad de mostrarse para ganarse un lugar, y algunos se despabilaron. La Argentina tuvo, entonces, cinco minutos de oportunismo y generosidad para dar vuelta el encuentro.

Primero, el empate. Mouche cobró una falta sobre la izquierda, el lungo Federico Fernández ganó en el salto para aplicar el cabezazo, Elizaga no contuvo el disparo, dando el rebote hacia su derecha y allí Yacob se encontró con el obsequio. Era el 1-1 sobre la media hora del partido que le caía mucho mejor al trámite.

Luego, la diferencia, un exquisito pase en cortada de Enzo Pérez para Hauche, entrando solo a espalda de los zagueros centrales, empalándola sobre la salida del arquero argentino naturalizado ecuatoriano.

Los numerosos cambios en todas las líneas que Batista implementó en el complemento, para seguir observando jugadores, cambió por completo la fisonomía del equipo, que perdió manejo a la vez que profundidad. El árbitro uruguayo Silvera vio penal para los ecuatorianos en una jugada en la que no existió falta y Quiñónez anotó el empate con un remate seco.

En el último cuarto de hora, el equipo nacional no logró dotar a su voluntad de desnivelar de la inteligencia suficiente como para abrir el camino. Ecuador se cerró atrás y los volantes (Aued, Sperdutti, el propio Chávez) no generaron el vuelo suficiente como para poder ganarlo.

2- ARGENTINA

Carrizo; Pillud, F. Fernández, Maidana; E. Pérez, Yacob, Rojas, Valeri; Chávez; Mouche, Hauche.

DT: Sergio Batista.

2- ECUADOR

Elizaga; Paredes, Checa, I. Mina, Nazareno; Castillo, Minda, Quiñonez, Ibarra; N. Mina, Salas.

DT: Reinaldo Rueda.

Estadio: Mar del Plata.

Arbitro: Roberto Silvera (Uruguay).

Goles: 26m y 67m, Quiñonez (E), el segundo de penal; 31m, Yacob (A); 34m, Hauche (A).

Cambios: 41m, Viatri por Yacob (A); 46m, Quilez por Pillud (A), Aued por Hauche (A) y J. Velázquez por F. Fernández (A); 65m, Erazo por Salas (E) y Govea por N. Mina (E); 66m, Monzón por Rojas (A); 68m, Sperdutti por E. Pérez (A); 72m, Caicedo por Minda (E); 74, De Jesús por Quiñónez (E).