DEPORTES › GRAN VICTORIA DE GIMNASIA ANTE UN RIVAL SIN ALMA
Los Rojos están para el diván
Gran actuación del equipo de Ramacciotti –goles de Sosa, San Esteban de penal y Enría– y fracaso de un campeón desconocido.
Mucho mejor Gimnasia durante todo el primer tiempo. Con una actuación de algún modo sorprendente, teniendo en cuenta lo que eran sus últimas producciones, ya que dispuso de marca inteligente en el medio –buena labor de Madrid y sobre todo de Leiva–, movilidad y criterio en el enganche Lobos y mucha agresividad aunque poca ductilidad en los dos de arriba, Enría (acaso muy egoísta) y el tosco Pampa Sosa que, para desgracia de Gallego y satisfacción del maltratado delantero, llegó por fin al gol...
La contracara fueron los campeones, con un esquema nuevo ante las ausencias de Milito, de Serrizuela, de Silvera; improvisando a Eluchans un poco más atrás, con Damiani inseguro y una defensa que –como suele suceder cuando falta el Gaby– hacía agua. Y además, sin fútbol en el medio, pese al trajinar de Castagno Suárez y los intentos de inventar algo de Montenegro, muy bien marcado. Porque ni Insúa ni Guiñazú ni Cuba aportaron demasiado. Prácticamente los de Gallego no tuvieron una llegada en todo el período excepto un par de remates del Rolfi desde afuera.
Un párrafo merece el gol del Pampa. A los 17 recibió el pase profundo en diagonal mientras la línea final de Independiente salía para provocar el fuera de juego y quedó solo, solísimo ante Leo Díaz: amagó, tardó segundos eternos y finalmente la tocó abajo, a la izquierda del arquero. Y gol. Ni él lo podía creer. Y Gimnasia podría haber hecho alguno más porque la defensa de Independiente daba para todo.
En el segundo, se podía pensar que los rojos se recuperarían, aunque más no fuera por reflejos. Nada de eso. Gimnasia siguió desnivelando en todos los sectores de la cancha ante un Independiente que se fue desmoronando incluso en lo anímico: sin reacción, sus jugadores perdían todos los mano a mano. Así llegó el segundo en un penal al que sólo Madorrán –que lo hizo patear dos veces por invasión– le puso suspenso. San Esteban no perdonó colocando, en la versión definitiva, la pelota con toque suave a la izquierda de Díaz. Ahí fue la reacción del banco rojo: Gallego se jugó con Caggiano y Rivas en ataque buscando descontar; y el resultado fue peor: terminó expuesto en el fondo, defendiendo con Salina, Franco yEluchans y sólo la solvencia de Leo Díaz impidió que el tercer gol llegara antes.
Pero llegó al final, con un centro de Licht –antes había hecho una jugada sensacional que terminó con remate en el travesaño– que la palomita de Enría en el primer palo mandó a la red. Final, goleada y festejo del Lobo. Para Independiente, el diván.