Miércoles, 23 de noviembre de 2011 | Hoy
DEPORTES › OPINIóN
Por Facundo Sava *
Por un lado, Real Madrid, Barcelona y Valencia; por el otro, Boca y Racing: el fin de semana, y como un juego, lo dediqué a hacer un trabajo comparativo entre los equipos de España y la Argentina que marchan en la cima de sus torneos. Si en teoría era previsible encontrar diferencias, en la práctica resultó mucho más contundente.
En el inicio del partido que los enfrentó, Boca y Racing no pudieron conservar la posesión de la pelota durante más de seis segundos ni hacer más de tres pases. En España, en cambio, Barcelona, Real y Valencia no sólo tuvieron posesiones mucho más largas, sino que lo hicieron aun presionados. “No me gusta que River intente salir jugando”, escuché a un periodista el sábado pasado. Jugar es la esencia del fútbol.
Durante el primer tiempo, Sebastián Saja sacó seis pelotazos al otro lado de la mitad de cancha y Racing los perdió todos; Agustín Orión lo hizo cinco veces, y Boca las perdió todas. Al equipo de Julio Falcioni, al menos, le correspondió el record de toques continuados: diez. Muy lejos, eso sí, de los españoles, a los que les conté 15, 17, 20, 21 y hasta 25 pases seguidos. Eso es lo que inculcan los técnicos Pep Guardiola (Barcelona), José Mourinho (Real Madrid) y Unai Emery (Valencia).
Si en el partido de Barcelona pudimos ver cuatro goles (4-0 a Zaragoza) y en el de Real Madrid, cinco (3-2 justamente a Valencia), es porque los equipos buscaban la manera de llegar al área rival con muchos jugadores en distintos sectores de la cancha para generar superioridad numérica y encontrar espacios.
En Boca-Racing, en cambio, y ante toda esa multitud, lo transmitido desde el campo de juego era aburrido. Ni siquiera cuando Racing se quedó con diez jugadores por la expulsión de Agustín Pelletieri se pudo ver en algún sector de la cancha un posicionamiento de dos contra uno, por ejemplo. Y en el segundo tiempo, ahora con Racing con nueve por la roja a Teo Gutiérrez, Facundo Roncaglia pasó al ataque... una sola vez. Por momentos, inclusive, Boca tuvo a sus cuatro defensores para marcar a un solo delantero del rival. El mensaje aquí es: se toman pocos riesgos, a diferencia de los equipos españoles. Y, para colmo, en situaciones propicias para aprovechar esa superioridad numérica, los jugadores buscan su lucimiento personal en perjuicio del equipo y de sus aspiraciones.
La otra gran diferencia es cultural, y tiene que ver con la tolerancia a la frustración que tienen los jugadores y los hinchas de allá y de acá. Ante goles errados, ante fallas arbitrales, ante malas decisiones, uno puede elegir quejarse y dejarse atrapar por el enojo o tolerar esa decepción y seguir adelante.
Hay, afortunadamente, buenas intenciones en el fútbol local: River, Instituto, Vélez.
Necesitamos un fútbol mejor jugado, porque si Boca y Racing, primero y segundo del campeonato de Primera, ofrecen lo que ofrecieron, ¿qué queda para los demás?
* Ex futbolista, entrenador.
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