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El patín artístico es el escándalo de los Juegos

Salt Lake City estuvo a punto de estallar por el drama de los patinadores canadienses, a los que les habían robado el oro en una decisión polémica. Ayer fueron consagrados ganadores.

Después del escándalo Kerrigan-Harding en Lillehammer, Noruega, hace ocho años, otra vez el patinaje artístico volvió a ocupar el centro del escándalo en los Juegos Olímpicos de Invierno. Esta vez, en Salt Lake City, la pareja canadiense Jamie Sale y David Pelletier sólo necesitó cuatro días para conseguir el sueño de tener la medalla de oro olímpica en su poder, pero la polémica que generó la prueba, que ganó la rusa Elena Berezhnaya y Anton Sijarulidze, no ha hecho más que comenzar.
La decisión de otorgar una segunda medalla de oro para el concurso del patinaje artístico por parejas fue tomada por el consejo ejecutivo del Comité Olímpico Internacional (COI), a propuesta de la Unión Internacional de Patinaje (UIP).
Mientras que los atletas canadienses se mostraban eufóricos por la decisión del COI, las interrogantes sobre el sistema de votación de los jueces, que están bajo el control de la UIP, han aumentado.
La explicación dado por la UIP para recomendar una segunda medalla de oro fue que la jueza francesa Marie-Reine Le Gougne había actuado de manera inadecuada durante la votación al no poder controlar la presión que sintió. La UIP suspendió a la jueza y anuló su voto a favor de la pareja rusa, por lo que la prueba terminó en un empate a 4-4.
Le Gougne, una jueza con experiencia en Juegos y Mundiales y que ya se encuentra de vuelta en París, se ha convertido en la “mala” de la historia, a pesar de que en un principio había negado que nunca se sintió presionada a la hora de hacer la votación.
El lunes, al concluir la prueba de parejas, la medalla de oro fue concedida a los rusos. El juez estadounidense, el alemán, el canadiense y el japonés votaron a favor de los canadienses, mientras que el ruso, el polaco, el ucraniano, el chino y la francesa se inclinaron por los rusos.
A cambio de esa “manito” decisiva, el bloque del Este se habría comprometido a devolver la gentileza en ocasión de la prueba de danza favoreciendo a la dupla francesa integrada por Gwendal Peizerat y su compañera de origen ruso Marina Anissina, de acuerdo con las versiones de la prensa.
Sale y Pelletier, que continuaron siendo las grandes estrellas, dijeron sentirse felices por el reconocimiento de la actuación que habían tenido en la pista y por llevarse a su país la medalla de oro. “Nunca deseamos que le quitasen la medalla a la pareja rusa, lo único que reivindicamos fue que se nos reconociese el esfuerzo y aportación que hicimos en la pista de hielo”, declaró Pelletier.
Ambos patinadores admitieron que se sentían liberados de la presión vivida durante los últimos cuatro días y ahora sólo pensaban en comenzar a disfrutar el ser campeones olímpicos. Berezhnaya y Sijarulidze también quedan como campeones.
El presidente de COI, Jacques Rogge, y el de la UIP, Octtavio Cinquanta, admitieron que el proceso de investigación del caso no ha hecho más que comenzar. Cinquanta reconoció que tenían suficientes pruebas para demostrar que el comportamiento de Le Gougne no fue el normal de la responsabilidad que tenía como jueza, pero no aportó esas pruebas concretas de las supuestas irregularidades que cometió Le Gougne y quienes fueron la persona o personas que le crearon presión cuando tuvo que dar su votación.
Cinquanta y Rogge tuvieron diferentes puntos de vista al valorar el papel que jugó la opinión pública y medios de comunicación canadienses y de Estados Unidos hasta que se llegó a la solución de la doble medalla de oro. Rogge dijo que el COI en ningún momento se sintió presionado por la reacción de la opinión pública y que se había actuado en consecuencia con lo que consideraban era un hecho importante para el deporte olímpico.
A mitad de camino entre el deporte y el arte, el patinaje artístico ha suscitado a menudo polémicas –exacerbadas antes por la rivalidad Este-Oeste– que tienen origen en la naturaleza de la propia disciplina donde el desenlace reposa en el juicio humano.

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La pareja canadiense Jamie Sale y David Pelletier.
“No deseábamos que les quitasen la medalla a los rusos.”
 
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